Mi Borito ha estado conmigo, indudablemente, compartiendo todos los momentos de mi vida desde que ha llegado a ella. Yo valoro que siempre esté de buen ánimo, con las mejores ganas, y con la impronta "a flor de pelaje", siempre.
Por todo esto y por muchas cosas más, por supuesto, es que lo amo con todo mi corazón; y si bien no es lo mejor reforzar este sentimiento cuando uno anda más flojo de espíritu (léase ánimo) es así que me doy cuenta nuevamente de todo esto cuando, se nota, que necesito de Él y me hace tan bien re-descubrir que lo tengo a mi lado.
Lo adoro, y nada es porque sí en esta vida. Mi Boro llegó a mí por esas cosas de la vida también, tan ciertas como necesarias, que deben sucedernos para transformarnos y hacernos ver todo desde otro cristal, el del amor.
Lo amo. ¿Ya lo he dicho? Ah, bueno, no quería que queden dudas. Y por si acaso permítanme una última cosa:
¡¡LO AMO!!