domingo, 28 de octubre de 2012

Ubicado preferencialmente.

Me he dado cuenta, a medida que he avanzado en mi vida junto a Boro, que Él ha venido a representar mucho más que una simple compañía, como la que en general representa la de un animal que se incorpora a la vida de una familia, pareja, o persona.
Boro ha cobrado principal importancia en esos momentos en donde todo lo que se tiene junto a uno (eso mismo que uno quiere y disfruta tener) se estima y valora más allá de cualquier otra cosa de una manera puramente emocional que suele ser la que más se graba e instala en el corazón, ya que el "tenerse" y poder corroborarlo conmociona emocionalmente, valga la redundancia.
Ya nada podría hacerlo descender en la escala de mis afectos, está ubicado ahí, protagonista, y con peso firme ganándose el lugar con su sola existencia y presencia a mi lado.

jueves, 25 de octubre de 2012

Boro merece lo mejor de mí.

A veces, sin darme cuenta, me encuentro pensando en cosas que van más allá del aquí y ahora, cosas más amplias y grandes de lo diario y cotidiano que implica mi vida (como la vida de todos los días de las personas); y es ahí donde encuentro que en esos pensamientos, que muchas veces pueden transformarse en balances de tanto ir y venir atravesando ítems de lo ya vivido y de lo futuro, entra mi compañero animal, ese que ya a esta altura todos ustedes conocen muy bien, llamado Boro.
Es que Boro vino a mi vida (porque yo lo fui a buscar) y en el devenir de los días compartidos hemos ido creando un vínculo que trascendió la simple convivencia de una persona con su animal ya que al estar los dos aprendiendo a llevar una vida juntos, respetándonos, entendiéndonos y dándonos lo que cada uno necesita del otro sin necesidad de pedirlo, construimos esta valiosa relación en la que cada uno es indispensable e irremplazable para el otro.
Somos muy unidos, es cierto, y en cada elección que hago y en la cual lo incluyo como factor determinante del resultado final de la misma, caigo en la cuenta de que siempre puedo quedarme tranquilo, relajado y satisfecho conmigo mismo (y con Él también) por el simple motivo de darme cuenta de que no he traído un animal a mi casa para luego no hacerme responsable por él y dejarlo a cada momento aquí y allá, sencillamente por no poder hacerme cargo.
Boro merece lo mejor de mí, en el trato recibido, en los cuidados dispensados y en el terreno de lo afectivo; y yo sé que siempre obtendré a cambio lo más grande y hermoso que este ser puede darme continuamente: su compañía, fidelidad y amor absolutos.
Lo quiero tanto y nunca pensé que podía llegar a embellecer tanto mi vida con su llegada.

lunes, 22 de octubre de 2012

¿Sobrevaloración? ¿Y cómo sería eso?

Están los que podrán pensar que sobrevalúo o considero en demasía a mi Boro, 
pero después de todo: 
¿Qué sería sobrevaluar 
el amor que se siente 
por un integrante 
de la familia, 
aunque esa familia sea 
tan sólo de 2 integrantes, 
mi Boro y yo?

domingo, 21 de octubre de 2012

Es hermoso amar así.

Puedo asegurar que revalorizo el amor animal dicho más particularmente, hacia Boro, en los momentos en los que me siento desacompañado de la parte humana que hace a mi entorno más próximo en esta etapa de mi vida.
Es un hecho que revalorizarlo en momentos así es una obviedad ya que en feos y tristes episodios uno intenta aferrarse a lo que más precia y valora y es obvio que aquello que aparece inmediatamente, y siempre, será valorado de esta forma; más puedo asegurar también que en todo momento aprecio esta valoración hacia mi compañero animal porque lo considero mi sol, mi afecto más puro e inseparable y mi tesoro invaluable, aquel que no cambiaría ni dejaría, jamás, por nada del mundo.
Es hermoso amar así, en la pureza de estos vínculos. Tanto o más del hecho de ser amadísimo también a cambio, por supuesto.

jueves, 18 de octubre de 2012

Premio Nobel de la Paz para Boro.

Podría decir que mi perro es tan noble, tan bueno (bondadoso en serio con animales y personas) y tan sereno que debería ser candidato merecedor al Premio Nobel de la Paz Canino. Si existiera, claro.

martes, 16 de octubre de 2012

Lo asumo.

Cuando pensaba que Boro no iba a inundar cada aspecto de mi vida con su presencia y su propia vida estaba restando importancia al hecho de incorporar un compañero de vida, animal, y todo lo que esto significa para quien lo lleva a cabo y para el compañero (animal) en cuestión que se elige.
Así fue que Boro llegó a mi vida y si bien al principio me jacté de que era solo un perro y nada más dando por seguro, es más por segurísimo, que nunca caería en las redes de valorarlo de otra forma, puedo decir que al día de hoy me doy cuenta que esa intención manifestada, y quizás sostenida con convicción por ese entonces, se ha visto modificada por un total cariño y una absoluta pertenencia que nos marca y une recíprocamente; ya ni sé desde que momento específico de la creación, mantenimiento y alimentación de nuestro vínculo.
Por eso: me equivoqué al principio con respecto a este tema y lo asumo y comento feliz y campante, ahora.
Boro es mi compañero de vida animal. Lo adoro y siento que junto a Él todo es más feliz en mi vida.
¡¡Vaya si me había equivocado!!

domingo, 14 de octubre de 2012

¡¡Cómo no hacerlo!!

Si mi Boro me acompaña en todo momento, si está conmigo cuando estoy triste y cuando tengo mal humor, si cuando parece que todo pierde sentido el tenerlo (y verlo) a mi lado me ayuda a seguir adelante, y si desde que llegó a mi vida es el mejor motivo para que yo crea que ser bueno y no preocuparse por todo es fundamental para vivir más y mejor...



...¡¡COMO NO VOY A ADORARLO TANTO Y PENSAR QUE ES UNO DE LOS MOTIVOS MÁS IMPORTANTES Y PRINCIPALES DE MI FELICIDAD!! ♥

jueves, 11 de octubre de 2012

Sos Felicidad.


Todo lo que me transmitís,
partiendo de
tu carita
de felicidad,
es lo que me
hace adorarte
y ser feliz
a la par tuya,
mi Toto querido.

GRACIAS.

martes, 9 de octubre de 2012

Él lo sabe.

Boro, mi querido perro, sabe que siempre podrá contar conmigo; y cada suspiro que hace mientras, duerme a mi lado sabiendo que estoy cerca suyo, confirma para mi su serenidad de saberse en el mejor lugar que existe para Él en el mundo: junto a mí.
Es una ternura. Mi ternura. Mi lado más sensible y emocional. Es mucho para mí y sé que lo expreso en cada entrada que (le) hago en su blog.
No aclararé que -también- corre por otro carril mi vida y que lo que acá expreso por Boro es sólo un punto importante de la misma (lo estoy aclarando al justificarlo sin planearlo) ya que eso es algo claro, más sí diré que desde que comparto mi vida con este perrito Él va a mi lado (metafóricamente hablando) en casi todos los carriles por los que yo transito debido a la valoración que tengo por este ser que me ama y al cual amo.
Ojalá que todos/as compartan alguna vez parte de su vida con un animal de esta especie que es sin lugar a dudas el que más se involucra, y permite que uno lo hago con él, en el hecho de compartir y vivir exclusivamente para el otro además de brindar el amor más simple y bello que se pueda experimentar en esta vida.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Siempre lo creí, lo creo, y lo seguiré creyendo.

Cuando observo alguna reacción inesperada, como fea, de algún perro que se acerca a Boro o viceversa me sigo sorprendiendo de porque reaccionarán mal algunos perros aunque del otro lado tengan toda la buena energía canina y la bondad por delante como ocurre cuando algún perro lo tiene a Boro frente suyo.
Después caigo en la cuenta de que no todos los perros son mi Boro, ni todos han recibido en toda su vida sólo amor a cambio de todo lo que han hecho.
También es cierto que algunos que han recibido (supongo) afecto y amor de parte de su familia humana son igualmente agresivos, tanto o más que aquellos callejeros que seguramente han tenido una dura vida con peleas, desprecio y todo tipo de vapuleos. Aunque debo reconocer que en la mayoría de los casos, los perros de la calle no pelean sino es para defender un trozo de comida (se entiende que debe ser un tesoro al que cuando lo consiguen lo defienden con uñas y dientes) o su lugar (aunque sea un pedazo de plaza pública si es donde ellos moran también se entiende que lo asuman como su casa, de su propiedad, y lo defiendan de extraños que osan pasar por allí).
Es así que siempre las peores sorpresas me las he llevado (y se las ha llevado mi perro) con perros que van con sus dueños y que a no ser que sean maltratados por ellos, tienen muy poca -y mala- predisposición para relacionarse con otros perros, cuando no con personas también.
Siempre creí, creo, y lo seguiré creyendo, que si se aplica (y hablo específicamente de perros que viven con familias humanas) una correcta educación y sociabilización, y se ofrece además amor en retribución de lo que se aprende y amor en cualquier y todo momento del día, los perros serán como el hermoso Boro que tengo la suerte de tener compartiendo mis días junto a mi. Un perro noble, sociable, fiel y amoroso con todos los seres vivos que se le acercan.
Mírenlo sino, una imagen vale más que mil palabras.