jueves, 3 de diciembre de 2015

Ese recuerdo que carga las pilas. ☼

Hay momentos que de solo recordarlos me llevan a las mejores sensaciones y al estado más óptimo para poder ser feliz.
Uno de ellos, puntualmente al momento de escribir estas líneas, es un día específico de nuestras vacaciones de enero de 2015 cuando anduvimos caminando mucho tiempo a través de un bosque frondoso hasta que llegamos al mar, muchas veces pensando que como nos faltaba (según lo que creíamos nosotros) mucha distancia era mejor pegar la vuelta y regresar al sector más equipado turísticamente de esa zona. Pero no, nosotros seguimos y, amén de que todo ese tramo de caminata entre caminos (valga la redundancia) que serpenteaban entre ramas y árboles de todo tipo fue encantado, la llegada a la costa y el hecho de ver aparecer el mar, que se escondía a lo lejos tras una duna enorme que nos recibía luego de tanto andar fue lo más bello que viví, yo personalmente y mi Boro también, en ese mes que estuvimos de vacaciones.
Siempre vacacionamos Fer, Boro y yo; y siempre encontramos cosas y momentos (al menos hablo específicamente de mi Boro y de mí que somos idénticos en el disfrute de cosas simples y de la naturaleza) que nos llenan de emoción y de alegría al descubrirlas y vivirlas.
Y ese momento fue ideal porque estaba con los dos seres que forman parte de mi vida en este tiempo; y fundamentalmente porque vi extremadamente feliz a mi chiquito "grandote", el inspirador de este blog, disfrutar de cada segundo de ese día y de ese lugar.
Ahí estuvimos, ahí vibramos al son de la naturaleza más agreste y ahí quedó formado uno de los divinos recuerdos de nuestra vida compartida, que espero volver a repetir este año con todas las ganas de que llegue por fin el próximo enero; ya, a días nomas.
Porque ¿qué es la vida sino vivir cada instante hasta sacarle lo mejor y continuar siempre en ese presente que nos haga seguir deseando encontrar la sorpresa y la emoción a cada segundo?
Con mi Boro comparto todo, y gran parte de todo eso lo vuelco en este sitio para que todos los que nos lean puedan disfrutar, o sentirse reflejados en su propio disfrute, con lo que hacemos y vivimos Él y yo.
Es una felicidad enorme tener a mi Boro a mi lado, lo amo con todo mi ser, y todos los recuerdos pasados y momentos futuros que vengan serán siempre los que fortalezcan nuestro brillante y delicioso presente. ♥

lunes, 30 de noviembre de 2015

Domingo, tipo 7:30 pm.

Este atardecer de domingo me permite reflexionar. Algo que por cierto hago a diario y sin importar el día o el lugar; pero convengamos que por estas horas de este día particular de la semana algunas cosas salen más fluidamente.
Y así vamos, como cada atardecer desde hace casi 8 años, mi perro y yo, sabiendo que poco puede importarnos el resto si tenemos en claro que nos tenemos y nos seguiremos teniendo el uno al otro como lo venimos haciendo hasta ahora incondicionalmente (hace tiempo asumí que Él también siente y sabe todo esto en su interior, al igual que yo, y por tal motivo por eso lo incluyo diciendo "tenemos en claro").
La vida nos va ofreciendo diferentes días y no hay condiciones sine qua non para que algunos sean mejores o peores que otros; por lo tanto los fines de semana (largos o no) pueden resultar brillantes como también horribles, y esto es todo parte de lo mismo, de la vida y de sus diferentes presentaciones, según los días.
Por eso me refugio en Él, en mi perrito, y en cada cosa que hacemos juntos sabiendo que son los momentos compartidos entre nosotros dos los que mejor me hacen al cuerpo, al alma y a mí espíritu; y por supuesto que a Él también.
Porque a veces me aflijo por cuestiones que nos exceden y entonces, afortunadamente, cuando logro darme cuenta del tiempo que no vuelve y que estoy desperdiciando, sumiéndome en estados tan tristes y penosos, automáticamente vuelvo a sentir todo lo que genera mi perro en mí y no puedo terminar haciendo otra cosa que alegrarme, sentirme bendecido y agradecido, y siendo feliz, sin duda alguna. Lo juro.
Así lo hago porque no me gusta ser un Ser desagradecido e injusto, más teniendo en cuenta todas las bondades que la vida me ha dado para ser feliz.
Bondades, para ponerle un nombre general a todo lo hermoso que pasa a diario en mi existencia, que quizás algunos podrían ver cómo pequeñas o insignificantes pero que son las que yo necesito para ser feliz. Solo esas y ningunas otras cosas que quizás hagan más ruido o encandilen si se las exhibiese en comparación con las que a mí me ayudan a ser un Ser FELIZ.
Y no está escrito, pero ya es un hecho, que cada uno tiene la receta exclusiva para su felicidad, como también que esa receta será óptima si no afecta en forma perjudicial a otros en pos de lograr alcanzarla.
Y ya se sabe que la felicidad es diaria, casi instantánea podría decirse, y por eso nunca vamos a llegar a la meta que nos permita descansar y tirarnos a disfrutarla plácidamente porque va a ser menester de cada segundo de nuestro camino, solitario o en compañía, continuar buscándola.
Yo, o mejor dicho nosotros, mi Boro y yo, ya encontramos la fórmula y seguimos la receta aplicadamente para no desperdiciar ni un solo minuto de nuestra vida, individual y compartida, en otra cosa que no sea ser genuinamente felices. Lo demás, eso que va por otro carril diferente con respecto a la vida soñada que nos construimos Toto y yo (aunque dé risa, quizás llame a la burla o genere lo que genere en quien me lea ahora: es soñada y absolutamente feliz) eso será manejable, esquivable, ignorable, o felizmente recibido, según se vaya dando; pero al día de hoy la vamos llevando muy bien El Toto y yo, y somos felices. Después, todo lo demás no importa. ♥


miércoles, 4 de noviembre de 2015

Soy Feliz. Es Feliz. Somos Felices.

Yo siento que la felicidad me abraza el corazón cada vez que nuevamente caigo en la cuenta de lo afortunado que soy al tener a mi lado a Boro, mi perro, el protagonista exclusivo de este blog, su blog, que hace que yo sienta que todo, pero todo absolutamente todo, tiene una significación y un valor extra en esta vida.
De Él aprendí a mirar y disfrutar cosas que antes ni tomaba por importantes para mi vida, como un paseo relajado (junto a Él, obvio; pero también junto a cualquier persona, o solo) y disfrutando hasta el aire que corre por mi cuerpo y me refresca, por ejemplo en tardes donde el calor pasa la media y caminar se hace cuesta arriba.
Todo tiene un significado diferente para mí y sé que es por el hecho de haber descendido a ese nivel de pureza básica que solo experimentan ellos, los animales; y a la vez haber ascendido meteóricamente al mejor nivel de todos que es el de basar todas las cosas de mi existencia en el amor y el tiempo presente, verdaderos valores que se desprenden del primer descenso del cual les hablo.
Boro es mi hijo, a esta altura no puedo considerarlo de otra manera. Los perros, esencialmente los perros por sobre otros animales principalmente domesticados (a mi entender), son tan dependientes afectivamente de quien los abraza y los incluye en su vida que en esa dependencia, ¡hermosa dependencia!, lo hacen a uno guía y su ser imprescidiblemente importante para poder continuar en esta vida. Y hay quienes podemos asumirnos y entender este sentimiento desarrollado por los canes, y en consecuencia responder de manera similar también, y creo que es para cerrar un círculo que se vuelve igualitario entonces, donde ambos seres, animal y humano, saben que se necesitan, se tienen y permanecen "ahí" siempre.
SOY FELIZ. De cabo a rabo. Y nunca tan justamente utilizada esta última expresión, hablando de la Felicidad generada a partir del vínculo con un perrito.
Y Toto ES FELIZ, también. Lo sé, lo siento y puedo asegurarlo. El verlo (no solo yo) hace que uno se dé cuenta que Él es un animal Feliz en toda la extensión del significado de la palabra.
Y si nosotros dos SOMOS FELICES todo lo que pueda rozarnos, tocarnos, interactuar con Él y conmigo, se conectará, se confundirá, se mezclará (o en teoría debería) con nuestra Felicidad, no lo duden.
Por eso asumo y me hago responsable de esta Felicidad y la llevo adelante cada día con orgullo y alegría; porque además de todo, siempre, llevar adelante algo que se hace de a dos es más placentero y definitivamente más tentador.

viernes, 16 de octubre de 2015

Cuando la música suena bajo otra forma.

Este Boro ha venido a robarme el corazón. Definitivamente. Y no tengo ningún prurito en reconocerlo y en maravillarme por sentir todo lo que siento por Él, mi perro, pero también mi familia, mi hijo. Mi vida.
Toto se supo ganar mi amor y mi preferencia con poco, es decir, con nada, o por el contrario con todo, ya que ha sido con ser Él y nada más que con eso que pudo llegar a ganarme por completo.
Él es un bálsamo y una fuente de energía para mí, y guarda que no lo "uso" como algo en beneficio propio y nada más, claro. Ambos, creo, nos vamos nutriendo y fortaleciendo juntos en cada día de este hermoso camino que vamos descubriendo juntos.
Yo carecía, hasta su llegada a mi vida, de esa parte mágica y absolutamente encantadora de la vida de una persona que valora lo auténticamente importante para  vivir, además de la alimentación, la salud, y esas otras cosas inherentes a cada ser humano que son necesarias para luego sí poder disfrutar de estos regalos que la vida nos da y que paradójicamente no todos están dispuestos a recibir y/o aceptar.
Por eso estoy feliz de tenerlo, de que Él me tenga, de estar compartiendo nada menos que la vida y de poder abrazarnos, hacernos mimos, compañía o simplemente mirarnos siempre que lo deseemos porque los dos sabemos que nosotros sí estaremos ahí, siempre, Él uno para Él otro.
Y siempre será siempre. Siempre. Porque el día que uno de los dos deba partir se que el otro asumirá ese momento de la forma que pueda y lo que suceda estará bien de todas formas (espero ser yo quien parta último, no por egoísmo sino para no otorgarle a Él tremendo cimbrón en su vida y porque ya se sabe, los humanos vivimos generalmente más que los animales, los perros, y porque tenemos ─al menos espero tenerlas en mi caso─ más armas para sobrellevar las pérdidas y sobreponernos a ellas).
Pero estamos juntos, y vivos, y el hoy es lo que importa y lo que corroboro cada día en todos los aspectos de la vida; y por eso celebro, festejo, me regocijo, me emociono y vibro a cada instante aunque sólo sea mi fiesta (y la de Él, por supuesto), como no podría ser de otra manera, esta bendición que experimento al saber que me aman y viven para mí simplemente dedicándome la vida y que sólo eso puedo hacer yo también para pagar y corresponder a tanta música expresada en amor y fidelidad.

martes, 23 de junio de 2015

Era ineludible que así sucediera.

Llevamos tantos años compartiendo la vida juntos, Boro y yo, que cada vez que por simple ocurrencia miro hacia atrás y contemplo (en mi imaginación) todo lo que hemos atravesado, todo lo que nos ha tocado vivir estando siempre unidos e inseparablemente juntos, siento que es increíble que un ser como Él pueda significar tanto en la simple vida de otro ser como yo. Y ésto sirve para cualquier caso de animal y ser humano que logran vincularse y caminar juntos toda la vida que se les permita.
Es inconmensurable el amor que siento por Toto y el que sé que Él siente por mí. Y no es que sea una cosa única y absoluta que invalide los demás afectos, esto de vivir junto a un perro, pero de una forma u otra prevalece porque ESTAR SIEMPRE no tiene comparación con nada ni con nadie más que con quienes "se están", como digo, siempre el uno para el otro.
Por eso es que Boro es mi Familia, la que he elegido, esa que sí se elige y que yo me siento con la fortuna de haber hecho uso de esa elección, valga la redundancia.
¿Qué haríamos Él y yo si no nos hubiéramos encontrado para compartir no se cuantos años que nos regale la vida? ¿Qué hubiera sido de mí si hubiera postergado esa decisión de ir a buscar un perrito en ese momento específico de mi vida? ¿Qué hubiera sido de Él si en lugar de irse conmigo se hubiera ido con una señora que se llevaba al hermanito a una casa de Becar
Todos interrogantes que no tienen respuesta porque no se han dado jamás, salvo en el párrafo anterior cuando yo los convertí en preguntas; o mejor dicho que sí tienen una única respuesta y que es QUE NO HUBIERA SIDO NADA, PORQUE BORO HABÍA LLEGADO A ESTE MUNDO UN 7 DE FEBRERO DE 2008 PARA ENCONTRARSE CONMIGO Y PARA NADA MÁS QUE ESO. ♥
La vida nos juntó, nos unió. Era ineludible que así sucediera.

lunes, 18 de mayo de 2015

A Él y a mí.


Ya imagino que no debe importarle a nadie, o al menos a casi nadie. Pero resulta que sí me importa a mí, y también a Él, y por ese motivo pierde cualquier relevancia la contemplación de todo desdén que pudiera representar la lectura de la presente publicación a esta entrada de blog ante "algunos" ojos.

El tema es que amo a mi perro y deseo siempre lo mejor para él. Por eso ante demostraciones que dan cuenta de que se siente (es) feliz yo me siento (soy) tan feliz como Él, y como solo Boro podría hacerme sentir en este contexto de una relación hombre/animal.
Y lo veo caminar delante mío, cuando vamos rumbo al parque, y su andar demuestra claramente que es feliz. Su paso, casi al trote, acompañado del movimiento de su cola que ondea de un lado a otro y su actitud, además de su cara claramente risueña y diáfana, lo pintan de cuerpo entero: UN SER FELIZ.
Y es grande sentir y experimentar cotidianamente esto que les relato, es pleno, es hermoso; motivo por el cual me veo movido a querer compartirlo con ustedes y (a consideración de ponderaciones futuras del estilo que sean mediante) lo hago y me congratulo, me emocionó y transmito toda mi felicidad también; que no es otra felicidad diferente de aquella que viven quienes tienen la bendición de ser amados por un compañero animal en algunas etapas de su vida.

¡¡NUNCA PENSÉ QUE YO PODÍA SER CAPAZ DE AMAR TANTO A UN ANIMAL!!
¡GRACIAS TOTO!
NO TENGO MÁS QUE AGRADECIMIENTO POR TU VIDA EN MI VIDA.

miércoles, 29 de abril de 2015

Animales.


Los dos animales. Uno no humano, Él; y otro humano, yo.
Los dos peludos.
Los dos compañeros y eternos amigos.
Uno con el otro y el otro con ese uno.

Pero sí, hoy no le quiero quitar protagonismos a mi Toto.
Hoy lo saludo, y lo amo, y le agradezco que Él, junto a todo el resto de sus congéneres existan y nos ayuden tener esas bocanadas de gran ejemplo en el auténtico amor, la infinita belleza y la inigualable fidelidad.

TE AMO BORO.
¡FELIZ DÍA!
G R A C I A S