miércoles, 4 de noviembre de 2015

Soy Feliz. Es Feliz. Somos Felices.

Yo siento que la felicidad me abraza el corazón cada vez que nuevamente caigo en la cuenta de lo afortunado que soy al tener a mi lado a Boro, mi perro, el protagonista exclusivo de este blog, su blog, que hace que yo sienta que todo, pero todo absolutamente todo, tiene una significación y un valor extra en esta vida.
De Él aprendí a mirar y disfrutar cosas que antes ni tomaba por importantes para mi vida, como un paseo relajado (junto a Él, obvio; pero también junto a cualquier persona, o solo) y disfrutando hasta el aire que corre por mi cuerpo y me refresca, por ejemplo en tardes donde el calor pasa la media y caminar se hace cuesta arriba.
Todo tiene un significado diferente para mí y sé que es por el hecho de haber descendido a ese nivel de pureza básica que solo experimentan ellos, los animales; y a la vez haber ascendido meteóricamente al mejor nivel de todos que es el de basar todas las cosas de mi existencia en el amor y el tiempo presente, verdaderos valores que se desprenden del primer descenso del cual les hablo.
Boro es mi hijo, a esta altura no puedo considerarlo de otra manera. Los perros, esencialmente los perros por sobre otros animales principalmente domesticados (a mi entender), son tan dependientes afectivamente de quien los abraza y los incluye en su vida que en esa dependencia, ¡hermosa dependencia!, lo hacen a uno guía y su ser imprescidiblemente importante para poder continuar en esta vida. Y hay quienes podemos asumirnos y entender este sentimiento desarrollado por los canes, y en consecuencia responder de manera similar también, y creo que es para cerrar un círculo que se vuelve igualitario entonces, donde ambos seres, animal y humano, saben que se necesitan, se tienen y permanecen "ahí" siempre.
SOY FELIZ. De cabo a rabo. Y nunca tan justamente utilizada esta última expresión, hablando de la Felicidad generada a partir del vínculo con un perrito.
Y Toto ES FELIZ, también. Lo sé, lo siento y puedo asegurarlo. El verlo (no solo yo) hace que uno se dé cuenta que Él es un animal Feliz en toda la extensión del significado de la palabra.
Y si nosotros dos SOMOS FELICES todo lo que pueda rozarnos, tocarnos, interactuar con Él y conmigo, se conectará, se confundirá, se mezclará (o en teoría debería) con nuestra Felicidad, no lo duden.
Por eso asumo y me hago responsable de esta Felicidad y la llevo adelante cada día con orgullo y alegría; porque además de todo, siempre, llevar adelante algo que se hace de a dos es más placentero y definitivamente más tentador.

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