miércoles, 4 de diciembre de 2013

Solo se trata de elegir.

Viene hacia mí
y la felicidad que se da entre nosotros es mutua.

Boro es quien acompaña, en el real sentido de la palabra, mi vida. Yo elegí formar mi núcleo familiar (para denominarlo de alguna manera) alejándome física y mentalmente de la casa de mis padres para tener mi vida, una vida que sea esta que yo deseo y de la cual soy el real y único artífice.
Y algunas cosas salieron bien, otras muy bien y algunas no tanto. Como todo en la vida, bah.
Pero en lo que respecta a la elección de buscar a mi Toto, búsqueda realizada a conciencia y tan postergada durante mucho tiempo por no considerar otros momentos los oportunos para incorporarlo a mi vida, no tuve mejor acierto que decidirme a llevarla adelante en el tiempo que lo hice, ya que supera la de tantas otras elecciones que tuve que llevar a cabo en este tiempo que llevo viviendo y, por ende, eligiendo.
Boro es una luz que ilumina mi día, a pesar de las tormentas y los contratiempos que puedan aparecer en él. Pase lo que pase yo descanso en saber que Él está y estará conmigo, y entonces ya nada puede preocuparme realmente.
Él me da tanto de su vida, me colma de tanto cariño y sabe estar a mi lado de esa forma casi perfecta que, la verdad, no puedo decir otra cosa que no sea que es un pequeño gran tesoro que tengo la dicha de tener junto a mí.
Las cosas en la vida se dan por algo y todo sucede y tiene su sitio en un determinado momento y lugar porque así tiene que ser. Yo sé que es así y soy de la idea de que las mejores dichas de la vida merecían darse tal y como se han dado. De hecho por eso se han dado.
Y mi perro, representación visible en mi vida de esta premisa que acabo de comentar, es la prueba fiel de que así es. Y yo, gracias a esta prueba fiel, soy feliz, enormemente feliz.
Quizás solo se trate de saber elegir aquello que uno realmente necesita para su vida en el tiempo y contexto justos, y nada más. Quizás sea eso.

jueves, 17 de octubre de 2013

No lo olviden.

Si ven una pausa considerable en las publicaciones de mis entradas es debido a que ya hace un tiempo decidí, naturalmente, no escribir una cada día, a modo de obligación, puesto que en determinado momento había comenzado a experimentarlo así.
No significa por otro lado que esta pausa se haya producido en el amor, el inmenso amor, que siento por mi compañero de cada día, Boro; por el contrario, en este vínculo el amor y todo lo bueno y luminoso de la vida crecen a cada momento, sin pausa y sin ningún techo al cual llegar.
Adoro a Boro, Él me hace inmensamente feliz por su simpleza, su ternura y, fundamentalmente, por su compañía.
Quería dejar en claro este aspecto de la aparente interrupción en las entradas que antes aparecían diariamente y que, como he explicado, ahora salen cuando el corazón las emana y no cuando la aparente obligación las requiere.
LO AMO A BORO. NO LO OLVIDEN.
ES UNO DE LOS MEJORES REGALOS QUE ME HA HECHO LA VIDA.
SIN DUDAS.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Comparto mi tesoro.

Boro vino definitivamente a alegrarme los días, y no porque mis días hubieran estado revestidos de tristeza antes de su llegada sino porque desde que comenzamos a compartir y vivir momentos juntos yo me di cuenta que lo verdaderamente importante es realmente (permítaseme hacer alusión directa al texto de la historia de Antoine de Saint-Exupéry, El Principito) "invisible a los ojos".
Todo cobra otra dimensión cuando se lo pasa por el tamiz del corazón, cuando no se hace ya foco en lo malo y opaco de esta vida como por ejemplo la agresión, la envidia, el enojo, el grito, la maldad y tanta otra cosa fea de la que se hace uso y que viene a deformar el hermoso camino de vivir libre y pacíficamente en este mundo.
Y Boro vino a enseñarme a perder y terminar con todo esto. Él, inconmensurablemente puro y feliz, a la vez que despreocupado y relajado como cualquier otro animal, representa en mi camino esa luz que me muestra que siempre se puede ir por un sendero mejor y más brillante que haga que saque mayor provecho personal mientras lo transito, junto a Él por supuesto, no esperando otra cosa que ser Feliz.
Toto, como lo llamo cariñosamente a mi Boro, es un enorme motivo de felicidad para mi y espero ser yo también algo parecido para Él. Lo amo y su compañía viene a acercarme cada vez más a ese lugar en el que se puede prescindir de todo menos de la necesidad de querer ser siempre mejor, es decir más bueno y sin nada de maldad; una meta constante que cuesta mucho y siempre se está por alcanzar pero que a su vez tanto dignifica en ese metier de alcanzarla.
Por esto, por su infinito valor emocional y afectivo, Boro me hace cada día la persona más feliz que hubiera imaginado ser, y en esta felicidad me expreso, navego, y comparto, haciéndolos partícipes (si les interesa, claro) de tan preciado tesoro. Del de la felicidad hablo, claro, a ese tesoro me refiero; el otro, el de mi Boro, permítanme guardarlo para mi solito.

jueves, 29 de agosto de 2013

Otra forma de compartir y disfrutar.

Con Boro vamos al parque cada vez que el tiempo, y las ganas lo permiten. Las ganas mías, claro, ya que estoy seguro que de ser por Él siempre hay ganas de llegarse hasta ese lugar.
Es así que Toto corre, inspecciona el lugar y husmea por todo el territorio en el que se encuentra y yo lo espero sentado en algún banco, al sol, parado, caminando cerca suyo, o hablando con alguna persona que quizás está en la misma que yo, acompañando a su compañero canino.
Pero a veces no todo es andar y estar en movimiento, tanto para Él como para mi, y es en esos momentos en los que ambos nos quedamos quietos haciendo lo que cada uno desee, aunque siempre cerca y acompañándonos de una forma u otra.
Un ejemplo de ello es la fotografía que da origen a esta entrada de blog en la que se nos puede ver en ese tren de relax total, que por otra parte no impide que sigamos disfrutando de estar al aire libre; donde yo leo una de las tantas revistas que me atraen por sus publicaciones (National Geographic, Muy Interesante, etc.) y Él reposa a mi lado, distendido, bajo la sombra de un árbol. Compartiendo siempre. Disfrutando también.

viernes, 9 de agosto de 2013

Uno más, y no justamente del montón.

Cuido y brindo el mayor bienestar posible a Boro en todo lo que a mi respecta en esfuerzos (placenteros por supuesto) para que Él viva su vida de la mejor manera posible mientras estemos juntos, disfrutándonos y aprovechando este hermoso tiempo que se origina entre nosotros dos, nuestro tiempo.
Boro es uno más para mi, sí, y en esa individualidad radica la importancia y particularidad que Él tiene en mi vida ya que como reza el título de esta entrada no es justamente uno más del montón. Y tengo ejemplos vastos y varios de lo que acabo de decir. A saber, alguno de ellos:
Cosas que en algunos casos no se tienen en cuenta con animales, como si se les presta atención con seres humanos, como por ejemplo si Él a la noche duerme en mi habitación y yo entro a hacer algo teniendo que encender la luz, lo hago sí, pero rápidamente para evitar importunar su sueño con el ruido o con la luz. Algunos directamente consideran al animal como un objeto que no repara en necesidades de confort en niveles tan simples y elementales como éste.
Otra cosa que a esta altura de nuestro vínculo sé que Él contempla y entiende es cuando tengo que pasar por algún lugar donde Él está tirado, abrir una puerta que Él obstruye ubicado justo en el lugar que se necesita tener libre para poder hacerlo, o en alguna otra situación en la que necesito de su colaboración que implique moverse y cambiar de lugar o posición, yo le digo "Permiiisooo" y Boro inmediatamente se levanta y se va a tirar por otro lugar de la casa.
De hecho, a modo de anécdota, una vez estando en la calle, en una vereda muy transitada, una pareja de chicos jóvenes necesitaba pasar (avanzar) por el lugar en el que Boro estaba detenido esperándome frente a una vidriera, y la chica le dijo (inconscientemente seguro) "Permiso", y Boro se corrió dándoles paso a los dos; a lo que la chica, riéndose, le dijo a su novio (palabras más o palabras menos) "Le pedí permiso como si me entendiera. Jajaja!", y yo me abstuve de decirle, porque no justificaba hacer tal explicación y porque era entendible el comentario de la chica, que en efecto mi Boro le había entendido y había respondido a su pedido.
Es muy común ser agradecido con la gente cuando ésta hace algo que uno le pide o necesita, o cuando se muestra dispuesta para con las necesidades propias, en esto no hay discusión, y por lo tanto la palabra "Gracias", tan bella en su significación, es una manera de retribuir la actitud de quien nos complace de alguna u otra manera. Muy bien, "Gracias" es también algo que a diario le digo a Boro cuando su actitud, obediencia, o buena predisposición me generan la automática necesidad de retribuir tales bondades, agradeciéndolas. Y Boro me mira con cada "Gracias" que viene después de alguna acción concreta llevada a cabo por Él, y sé que entiende que ese vocablo que parte de mi boca alude a una felicidad y agradecimiento manifiestos por lo que Él acaba de hacer por mi.
Siempre caminamos por diferentes sitios de nuestra ciudad o de donde sea que nos encontremos (quienes leen este blog lo saben muy bien) y por tal motivo hay palabras que son absolutamente imprescindibles que Boro entienda y responda ante su pronunciación tales como "Pará", "Vení", "Vamos", "Esperá", "Sit", y tantas otras. Pero hay una en particular que a veces sorprende a la gente al ver que Boro responde y actúa en consecuencia ante ella y es "Mirá", ya que si pronuncio esa palabra Él, que generalmente va delante mío, se detiene o sin hacerlo voltea la cabeza y su mirada hacia mi o hacia donde vea que yo señalo con la mano.
Estos son sólo algunos ejemplos del entendimiento al que hemos llegado con Toto, entendimiento que seguramente pueda ser inferior al que hayan abordado otras personas con sus compañeros animales pero que por el momento nos basta a Él y a mi para entendernos y saber como manejarnos en la vida diaria y nuestra.
Por eso, todo esto es a modo de ejemplo de cuanto podemos avanzar en el trato con nuestros amigos ya que es sabido que los perros nos van a entender en la medida que los eduquemos y hagamos con ellos nuestro mejor trabajo de entendimiento mutuo, haciendo entonces de nuestra vida juntos -humano y animal- un placentero, entendido y ameno camino compartido; porque cada animal es uno más, sin dudas, como lo es cada persona para el resto del mundo; pero ahí, en ese lugar que nos atañe a cada uno, el de la intimidad y del afecto incondicional, nadie es uno más del montón y todos nos volvemos fundamentales e imprescindibles para el otro y en conocernos y entendernos radica la cuestión.

martes, 6 de agosto de 2013

En una mezcla de remolón y aburrido.

Así pasa Boro las horas que está en casa sin salir a la calle, mientras esté yo también en el depto. y lo pueda ver y fotografiarlo para compartirlo con ustedes. Después cuando se queda solo sé que, como todo perro, espera durmiendo apoyado en la puerta de entrada hasta mi regreso ya que compruebo a diario al entrar a casa que ese lugar del umbral del lado de adentro está calentito en señal de que ahí estuvo esperando mi llegada mi amigo fiel.
Y es así que el tiempo que no esté en la calle paseando, y mientras yo me encuentre en casa con Él, Él va por diferentes lugares de nuestro departamento, y éste de la fotografía es uno de sus favoritos.

miércoles, 31 de julio de 2013

Feliz de ir al parque.

Él y yo.
Felices los dos.
Porque tengamos en cuenta
que de no ser así
y de representar
una desventura o algo triste,
ir a la plaza o al parque,
dejaríamos de hacerlo;
definitivamente.
Todo en nuestro vínculo,
y aquello
que se desprende de él,
es para Felicidad
y sólo para Felicidad.

lunes, 29 de julio de 2013

Lo quiero y lo estoy cuidando.

Yo lo quiero y lo cuido siempre, en todo momento. Cuando requiere de una supervisión más contundente estando en la plaza por ejemplo, así como cuando estando en casa se tira a dormir y a descansar.
Siempre le hago sentir que me tiene ahí, a su lado, y de esta forma sé que Él descansa en el real sentido de la palabra, abandonándose a mi protección, haga lo que haga.
Después de todo para esto lo he acercado a mi vida y lo invité, sin tener en ese momento de nuestro primer encuentro muy en cuenta su opinión, a compartirla juntos; para acompañarnos y crear un vínculo de máxima claridad y buena energía. Y el tiempo me ha dado sobradas muestras de que Él se dejó invitar porque presentía que le esperaba una vida colmada de amor, cuidados y felicidad a mi lado.
Yo lo quiero y lo cuido siempre, sí, continuamente.

domingo, 28 de julio de 2013

En definitiva ese es el punto y Boro y yo lo sabemos muy bien.

Boro y yo hemos creado un vínculo hermoso, algo así como una fusión de amor y admiración que redunda en necesitarse mutuamente y en aportar a la otra parte, lo esencial que cada una necesita para vivir en este momento de su vida.
Boro vino a mi vida a complementar esa soledad que va más allá de que yo esté o no realmente solo en lo que a rodearse de personas humanas respecta. Él vino a acompañarme en mi ser interior, ese que requería de una caricia constante para encontrar esa emoción verdadera, a flor de piel, que surge de compartir simplicidad y pureza sin otro fin que el de ser feliz.
Boro es ese bálsamo que mi vida supo encontrar y al cual yo me aferro cada día, a sabiendas de que éste es el tiempo para disfrutar y para ser feliz, tanto Él como yo.
Boro seguramente encontró en mí una forma de vida que ahora no concibe sin mi presencia y a la cual se ha adaptado, aportando también mucho de su parte, para dar forma final a sus días y a mis días; y en fin, a nuestra vida juntos.
Boro es un milagros de cuatro patas, de la especie animal; de esos que se dan todos los días y que sólo hay que saber encontrar ya que pasan todo el tiempo, constantemente, a nuestro lado, aunque no muchos lo vean.
Boro y Yo somos Felices. Absolutamente Felices. Y ese es en definitiva el mejor y gran Milagro que se puede esperar de la vida.
GRACIAS BORO, COMO TANTAS VECES TE HE DICHO. GRACIAS.

viernes, 19 de julio de 2013

Las luces de mi ciudad.

Una de las fotos que nos tomamos al regresar a la CABA, luego de 4 días de estar fuera de ella, hace ya un tiempo a esta altura; porque extraño mi ciudad cuando estoy lejos y asumo que a mi Toto le pasa lo mismo, ya que ambos disfrutamos de andar caminando por gran parte de esta hermosa y encantadora Buenos Aires que no tiene nada que envidiarle a ninguna otra ciudad.

miércoles, 17 de julio de 2013

lunes, 15 de julio de 2013

Siempre los dos.

Pueden pasarnos muchas cosas y podemos tener la fortuna de vivir muchos momentos increíbles y entrañables, junto a personas que valoramos y amamos; pero siempre va a llegar el momento en el que, como siempre, estemos acompañándonos sólo Él y yo, y nadie más que nosotros dos. Compartiendo, Boro y yo, nuestra vida, inseparablemente unidos.
Repito, SIEMPRE LOS DOS.

viernes, 5 de julio de 2013

Siempre es momento.

Boro es tan bueno y sociable con personas y animales de cualquier especie que puede estar compartiendo un mismo espacio con todos los seres vivos que quieran acercarse a Él o estar cerca del lugar por el que se encuentra.
Nunca, pero nunca, NUNCA, va a iniciar una pelea, tratar de intimidad a otro congénere o ser motivo inicial de un mal momento (léase momento agresivo) entre otros animales y Él.
Es así que siempre mueve la cola cuando de olerse y comenzar a interactuar con otro perro se trata, y salvo que perciba una agresión inminente en el otro (momento en el que no mueve la cola y me doy cuenta que es una mezcla de miedo y expectación lo que exterioriza) Boro siempre se verá feliz y presto a divertirse y pasarlo bien, acompañado o solito.
Por eso, en el momento de esta foto se le acercó un perro de la raza Beagle y Él ahí permaneció, amistosamente, saludando a su nuevo casual amigo y permitiendo que éste haga lo mismo; en su lenguaje claro, de olerse y estudiarse en ese descubrimiento inicial que se genera entre todos los perros cuando se encuentran.
Boro es algo fabuloso en su carácter y es por esto, además de por otra infinidad de cosas, que lo adoro y me siento feliz de compartir mis días con Él.
Lo amo. Estoy orgulloso de mi perro.

jueves, 4 de julio de 2013

Afortunados y Elegidos.

Boro, el perro que es el único protagonista de este blog en el que yo vendría a ser el puente secundario entre su vida y todos los que se interesan en conocer y apreciar algo de ella a través de las múltiples facetas en las que la comparto en este mismo sitio, tiene en su ser los más bellos rasgos e instintos de bondad que día a día sigo descubriendo y que me emocionan al saber que en parte de esa manera de ser algo debe contar el trato recibido y el vínculo generado entre Él y yo.
Todo en la vida -dicen algunos- es una serie de sucesos que se van desencadenando para determinar "algo" en determinado tiempo y lugar. Yo creo que, ateniéndome a este criterio, el confluir en un momento exacto de los caminos de un perrito recién nacido -de unos 50 días aproximadamente- y una persona que buscaba la compañía de un ser de esta especie ha sido producto de la magia y de la buena estrella que cada uno, hombre y animal, tiene en su destino esperando activarse para otorgar lo mejor de lo mejor a quien corresponda.
Es así que cada tanto viene a mi la sensación de que justo nos encontramos Boro y yo, y no fue otro perrito el que me invito a mirarlo y a mimarlo para ya nunca más dejar de amarlo y cuidarlo, porque así debía ser. Los dos nos merecíamos. Definitivamente.
La verdad que sí, debía estar escrito en alguna página de la vida que debíamos hallarnos y que era indefectible que yo postergara ese deseo que me acompañaba desde hacía tiempo para llevarlo a cabo en el momento preciso en el que pudiera descubrir a Boro, encontrarlo, y elegirlo (dejándome elegir por Él en realidad), ubicado en un lugar tan distante a mi casa, y después de tanto averiguar y haber visto, buscando y moviéndome para ver que salía de esta búsqueda.
Y sí, reitero, era así; debíamos encontrarnos ese perrito que pasaría a llamarse Boro y esa persona que lo imaginaba y esperaba, o sea, yo. Y era "ese", o mejor dicho "este", el que ven y que acompaña mis días, el que tenía que aparecer ante los ojos de mi corazón. Él y ningún otro. No hay otra.
Por eso, en el redescubrimiento continuo de todas estas cosas es que me sorprendo gratamente una y otra vez, late mi corazón, y se expande mi pecho de emoción en esta interminable dicha y felicidad de sabernos tan afortunados y elegidos, mi Boro y yo, en esta vida.

miércoles, 3 de julio de 2013

La Familia de Boro.

Boro, obviamente que no está solo en la vida.
Me tiene a mi en primer lugar y tiene una pequeña Familia
que siempre lo va a cuidar y va a estar junto a Él para todo lo que necesite.
Siempre. Y Él lo sabe.
Pero de todos modos, me tiene a mi, fijo e incondicional. Y eso también lo sabe.

martes, 2 de julio de 2013

Siempre amigable.

Boro haciendo sociales por Mar del Plata
el fin de semana largo por el feriado del 20 de junio.
A esta altura no es ninguna novedad el hecho de que Boro va siempre en pos de relacionarse con todo el mundo -humano y animal- que se le acerque y/o se le cruce en su camino.
Él no concibe la vida sin la buena onda y la mejor energía de estar irradiando amor y dulzura para todos aquellos que se le acerquen.
Es un dulce y simpático perro que va siempre muy animosamente tras mis pasos -y por delante de éstos también- siendo simplemente un ser adorable y extremadamente bello por dentro y por fuera.
Prueba de todo lo que digo es que estando junto a quienes estemos con Él en determinados momentos, ésto no le impide dejarnos un rato para ir a entablar una mini relación afectiva con quienes lo miren o lo llamen en cualquier sitio y momento.
Y sí, es así, y yo ya entendí que Él no es mío, es decir, comparte su hermosa vida junto a mi, sí, eso está claro, pero una vez que andamos por la calle, por la vida, Boro es un poco de todos los que lo ven y al descubrir su forma de ser y su prestancia y buena intención para relacionarse no pueden dejar de quererlo, así sea sólo por la fracción de tiempo que quizás dure la que sea su única vinculación con este tierno, comprador y bondadoso animal que es mi bonito Toto.

domingo, 30 de junio de 2013

Con aire de mar.

Nosotros dos, mi Boro y Yo, estemos donde estemos somos felices porque sabemos apreciar, cada uno a su manera y creo que en la justa medida, las cosas buenas de la vida. De hecho esta es una capacidad que en mi se ha desarrollado a partir de que comencé a tomar conciencia de lo que realmente significaba vivir y compartir la vida junto a un ser de luz tan especial como mi Boro y como cualquier animal que ande por allí; ya que esta característica de seres de luz la tienen todos y cada uno de los perritos (y resto de animales) que existen en el mundo.
Por eso, no necesitamos de grandes cosas, más allá de aquellas que signifiquen poder sentirnos plenos y felices, y es así que nos encontremos donde sea que nos encontremos nosotros estaremos disfrutando al máximo cada instante que tenemos la gracia de vivir.
Valoramos todo, y pongo el plural que incluye a mi perro en lo que digo porque sé que es así y que Él experimenta a mi lado todo lo que yo vivo y tengo el privilegio de percibir, y porque luego de más de un lustro de tiempo compartido nos conocemos mucho y somos tan semejantes en este tipo de cosas, esencialmente importantes en la vida, que sé que puedo afirmarlas sin miedo a equivocarme incluyéndolo en todo lo que hace a nuestra forma de vivir la vida.
Estuvimos este último fin de semana largo en nuestra ciudad favorita, Mar del Plata; sí, "nuestra", ya que a Toto le encanta este lugar porque va desde que era cachorro y porque fundamentalmente ama el mar al igual que yo. Por tal motivo les compartimos una foto de algún momento de ese fin de semana luminoso, sereno y marino que vivimos y que teniendo en cuenta aquello que decía al comienzo de esta entrada de que "estemos donde estemos somos felices", imagínense si no lo fuimos allí también teniendo en cuenta los tres componentes que tuvieron, además, estos días a pasos del mar; y hablo de eso que tiñó este tiempo, eso de "luminoso, sereno y marino".

viernes, 28 de junio de 2013

Yo tengo frío y por eso lo abrigo.

Es un hecho que Boro, como todo labrador que puede meterse en pleno invierno al mar (de hecho lo hace) mucho frío no debe pasar; pero yo, su compañero de vida humano, sí lo paso y por tal motivo, y como un mimo más que le hago, lo abrigo a Él también. Por las dudas. Por si acaso.

miércoles, 26 de junio de 2013

Contemplar y disfrutar.

En algunas mañanas que amanecen no tan frías, durante este invierno que lleva días gélidos en su haber que acurrucan a la gente en sus casas y en el calor de lugares cerrados la mayor parte del tiempo, con Boro podemos llegarnos hasta alguna plaza cercana a casa y estar un ratito al sol durante este momento del día en el que alumbra cálido y fotográficamente perfecto.
Es así que Boro llega a la plaza e inspecciona e investiga todo, como es su costumbre al arribo a este tipo de lugares, juega e interactúa con otros congéneres de su especie o de la humana, y luego, una vez hechas todas estas actividades primordiales de su visita, se sienta y contempla el lugar. Lo mira, lo observa, y parecería que lo estudia, pero en definitiva aprecia un hermoso momento que comparte junto a mi en un hermoso lugar. Lo disfruta.
Contemplar, sólo eso. A veces no se trata de otra cosa. Contemplar y disfrutar.

martes, 25 de junio de 2013

¡SOMOS FELICES!

Siento que la dulzura que significa mi perro y que de Él se desprende, viene a mi, a cada momento, a transformar lo que pueda tener de amarga (valga la analogía por comparación) mi vida diaria.
Es motivo de belleza, felicidad y amor tener a Borito junto a mi. Todo en este vínculo es algo que refleja y me lleva a estos significados.
¡No sé que haría yo sin su cariño!, sin esos abrazos que se deja dar por mi y que lo hacen dormir entre mis brazos. ¡No sé que haría sin ellos!, la verdad.
Me siento tan afortunado amigos por vivir este presente y valorarlo en su totalidad qué no puedo ni quiero dejar de compartirlo con ustedes! SOY FELIZ. BORO ES FELIZ. ¡Y qué bien nos sienta serlo!

lunes, 24 de junio de 2013

Última bajada del día.

Es básicamente, además de para otra cosa, para esto su bajada de la noche, esa última después de comer. No hay vuelta que darle al tema.


domingo, 23 de junio de 2013

Hay días y anocheceres extremadamente invernales.

Hay días, principalmente en los momentos del anochecer cuando está el clima frío y lluvioso en forma continua en los que Toto se tira por ahí a dormir, abrigado al calor del hogar climatizado con algo de la ayuda externa del calefactor, y yo lo dejo ya que todo da para que así lo haga.
¡Mirá si voy a andar impidiendo su decisión de estar acurrucado y reposando en aras de matar el tiempo extremadamente invernal! ¡Jamás!

sábado, 22 de junio de 2013

viernes, 21 de junio de 2013

Todo un tema.

En este momento tan decisivo de cada salida, ya sea el de las express (cortas) o el de las largas, es cuando hay que decidirse por un camino (una u otra cuadra) a seguir. ¡Qué indecisión! ¡Todo un tema! ¡Jaja!

jueves, 20 de junio de 2013

miércoles, 19 de junio de 2013

Beleza não tem fim.

Encuentro en mi compañero de vida animal una belleza infinita que se expande más allá de lo que pueda verse en su interior y en su exterior, y que inunda cada aspecto de su vida y de la mía que soy el afortunado compañero de camino en este tiempo, en el que los dos nos hemos encontrado para caminarlo juntos y felices.
Boro viene a ocupar ese lugar tan oportuno y brillante de mi vida que es el que sólo se llena y alimenta diariamente con todo lo que tiene que ver con la sencillez y con la bondad, con la ternura y con la pureza, con el amor y con la ponderación. Todas cosas que parten de Él y que por tiempo y experiencia compartida ya parten también de mi, gracias a su ejemplo que es sólo luz y positivismo; todas cosas buenas.
Yo, como imaginarán, no entro en mi cuerpo de la dicha que me conmueve cada día saberme tan afortunado, tan increíblemente afortunado, y ya no por tenerlo a Él y por todo lo que acabo de contarles que viene a significar en mi vida mi amigo Boro sino porque puedo darme cuenta de ello, valorarlo y sentirme inmerso en este canal de dicha que me contiene y me hace ser feliz.
Nada más. Con esto me basta. Y no es poca cosa todo lo que siento y vivo. Y ahora sí se da perfectamente para que comprendan el porque de esa idea de que "no entro en mi cuerpo de la dicha que me conmueve cada día saberme tan afortunado".
Pero una imagen vale más que mil palabras. Entonces ¿por qué todo esto? POR ÉL (haciendo alusión a la foto que ilustra esta entrada).

martes, 18 de junio de 2013

Momento del descanso.

Caminamos bastante en la salida larga que hacemos cada día, entrada la tarde en horas previas al anochecer, y por eso es que a veces, especialmente cuando se ha recorrido un largo camino, llega el momento del descanso.
Toto reposa, se tranquiliza, deja de investigar todo a su paso y hace lo que quiere; y yo leo, escribo en mi blog (como resulta de esta foto y su posterior redacción de esta entrada), y nos quedamos ahí, donde sea; relajando el alma y el espíritu, en un ambiente que por lo general es natural y muy motivador, por cierto.

lunes, 17 de junio de 2013

Siempre junto a mi.

Mientras lavo los platos
en algún momento
del fin de semana,
porque también
hay que hacer tales tareas
durante este tiempo,
mi Boro me mira,
sigue cerca mío,
y me hace notar
su presencia junto a mi,
como cada día, como siempre.

domingo, 16 de junio de 2013

Nos queremos.

Boro y yo conformamos una pequeña familia en sí misma, y somos tan felices de saberlo y ser plenamente consciente en mi caso y feliz en el de Él, que venimos a afianzar diariamente esta idea que sólo a nosotros dos nos atañe e involucra.
Vamos felices por la vida, como quien diría, y Boro seguramente que mucho más que yo que -lo quiera o no- estoy más contaminado con las cosas del mundo humano que tanto tiene para purgar y erradicar de su mentalidad colectiva y de su forma de ser.
Por eso mi Toto es mi alegría, como la de alguien más será su hijo, su madre, su novia, su esposo, su gato, su canario, o quien sea.
Por eso vamos siendo felices y dejándonos llevar por la vida, en aras del amor, la paz y la armonía. Por eso. Y porque nos queremos.

sábado, 15 de junio de 2013

En la diaria tarea. Jaja!

Me río solo porque le tomo una foto y pienso a la vez: "En que momento -aún- no he retratado a este animal si todo lo que hace lo he ido mostrando en este blog simplemente por considerarlo, como a Él, bello y digno de mostrarse".
Jaja! Por eso me río y por eso disfruto de esto que tiene que ver con el hecho de compartir con ustedes momentos tan simples y cotidianos como el que tiene lugar esta vez donde lo podemos ver en la repetitiva, pero no por eso monótona, y siempre diferente tarea de salir a hacer sus cosas y volver una y otra vez a inspeccionar e investigar las cuadras de nuestro barrio en sus tan mentadas bajadas. Jaja! Por esto me río solo, y porque reírse es gratis, vio. 

viernes, 14 de junio de 2013

El verde es su lugar.

Y como diría la canción "Él lo sabe bien...", ya que ama ir al verde, y a todo lo que implica fundirse y entrar en contacto con él.
Plazas, parques, cuando tiene más suerte y principalmente en tiempo de vacaciones bosques, y todo lugar descampado o con algo de hierba fresca es un lugar ideal para Él y debo reconocer que para mi (como seguramente para muchos de ustedes) también.
Por eso lo de: "el verde es su lugar"; la naturaleza, todo aquél lugar que nos aleje del asfalto y de los sitios cerrados como pueden ser las casas o los departamentos y nos acerque a lo silvestre y a lo natural, como son algunos de los sitios ya nombrados, será para Boro algo hermoso, deseable y totalmente placentero a toda hora, siempre.

jueves, 13 de junio de 2013

El más lindo.

Otra foto
del par que le tomé
haciendo mención
a que entre
sus muñecos de peluche,
Él es el Rey.
Y ahora
con la segunda
y expresiva imagen
agrego
que entre ellos
Él es un muñeco más.
Y el más lindo.
Definitivamente.

miércoles, 12 de junio de 2013

¿Será la edad de ambos que, naturalmente, aumenta cada día?

Boro, junto a mi, en una de esas tantas idas y venidas
que hace cuando está en el parque
mientras yo lo observo sentado.
He entrado en una etapa de mi vínculo con Boro en la que cuando vamos al parque, por ejemplo, principalmente en días fríos como los que suelen darse en otoño, yo me siento en algún banco que encuentre a esperar que Él haga lo que desee en el tiempo que dura nuestra visita al lugar.
Y Él se va por ahí. Y al rato vuelve, se me acerca, y después se vuelve a ir otra vez hacia algún lugar que, motivado por algún olor, movimiento extraño u otros perritos, le llame la atención y le dé intrigas de investigar.
El tema es que yo antes siempre me iba moviendo con Él por donde sea que Boro fuera a cada momento, en la plaza o el parque donde nos encontrásemos; pero desde hace un tiempo opté por sentarme y dejar que Él haga la suya, y que vaya y venga a su gusto, solo y tranquilamente, cuando lo desee.
Y lo miro, es cierto, porque debo vigilar y estar alerta por el tema de las posibles peleas que se desatan entre perros en estas salidas cada tanto -o en nuestro caso que gestionan y provocan otros perros ya que como bien saben Boro jamás inicia una pelea y siempre va feliz y amistosamente por la vida con quien se le acerque, independientemente de la especie que sea-, y en ese contemplar diferentes momentos de su paseo y recorrido por el parque a veces me encuentro mirándolo sonriente, quizás por verlo tan feliz, tan independiente y presto en sus recorridas por el lugar, y básicamente bello por dentro y por fuera.
¿Será la edad -la mía y la de Él claro- la que va modificando nuestra forma de vivir y compartir juntos cada momento?
No lo sé, tampoco he tenido hasta ahora intención de averiguarlo, más sí me enternece de manera única saber que vamos haciendo un camino juntos, quizás un caminito muy pequeño y hasta casi invisible para los demás, pero que para nosotros dos, para Boro y para mí, es especial, único, y sobre todo está colmado de buenos momentos y de gestos reconfortante que nos garantizan a cada paso felicidad asegurada.

lunes, 10 de junio de 2013

Compartiendo algo más de nuestra intimidad.

No siempre tenemos, o mejor dicho tengo yo, algo que mirar en la tele o ganas (y tiempo) de ver alguna película, escuchar algo de música, o salir a la calle; por eso hay algo que aprendí -y debo aclarar que me ayudó mucho a asimilarlo en mi vida el hecho de tenerlo a Boro a mi lado- que consiste en poder disfrutar del silencio y de la relajación natural que de éste se desprende, pudiendo conectarnos los dos, Mi Boro y Yo, con lo que queramos; recargándonos de lo mejor de cada uno y de nosotros mismos, para seguir luego en la vida diaria y común de cada día, aferrándonos a estos momentos únicos, por la paz y las buenas sensaciones que de ellos nos quedan, como un motor y un bálsamo para el quehacer cotidiano que nos toca vivir luego diariamente.

domingo, 9 de junio de 2013

Lo asumí completamente.

Yo, al incorporar a Boro en mi vida particular, de todos los días, asumí que este hecho no significaría ésto sólo al principio de nuestra convivencia, dejándolo relegado luego a apremiantes y expeditivas bajadas cuando ya no me quedase otra cosa que tener que sacarlo; jugar un poco o simplemente estar con Él.
Yo asumí el hecho de incorporarlo y valorarlo como el nuevo integrante que llega a la familia y que aunque pase el tiempo no se convierte luego en un objeto o una cosa inanimada a la que no se le presta y dispensa la debida atención.
Lo asumí, lo incorporé y lo instauré en mi vida de manera definitiva desde ese día en que lo fui a buscar y le abrí las puertas de mi casa y de mi corazón.
Por eso salimos a pesar de que yo esté enfermo, cansado o sin ganas de hacerlo. Por eso jugamos aunque pocas ganas tenga yo de jugar y de estar arrojándole una pelota infinidad de veces para que Él vaya a recogerla y me la traiga nuevamente para seguir haciéndolo.
Por eso lo incluyo en todo aquello que se incluye a los integrante más cercanos y amados de la familia.
Por eso lo amo y ocupa un lugar de preferencia en mi corazón ya que no en vano le abrí las puerta del mismo al recibirlo en mi vida.
Por eso me preocupo por Él al nivel de velar por su integridad y salud física y espiritual, que radica en que tenga un cuerpo sano y una vida feliz, respectivamente.
Por eso digo que lo asumí y -agrego- completamente.
Porque mi Boro, mi perro, mi amigo, mi animal, mi compañía, mi compañero, mi guardián, es mucho más que todo eso; Él es para mi una parte más de mi.

sábado, 8 de junio de 2013

Mientras tanto.

Cuando llego de la calle, mientras me siento a tomar algo caliente -por éstos días de otoño- mi Toto, que seguramente estuvo esperando mi regreso todo el lapso de tiempo que permanecí fuera de casa sin Él, se tira a mi lado, me mira, celebra con su postura que yo me encuentre nuevamente en casa a su lado, y simplemente me ama de esa forma, y a su manera.
A veces pienso que nadie estaría ni se sentiría solo si todas las personas reparasen en estas absolutas compañías que podemos tener a nuestro alcance sin ningún tipo de impedimento todos los seres humanos.
Te amo Boro. Sos la dulzura que vino a cambiar el sabor de mis días. Gracias.

viernes, 7 de junio de 2013

En movimiento.

El movimiento de su cola es felicidad.
Estar en el parque significa para Él felicidad.
Boro es felicidad.

jueves, 6 de junio de 2013

Al entrar a casa.

Así se desploma y se queda mirando hacia la puerta del balcón francés una vez que entramos a casa, luego de cualquiera de sus salidas y cuando sabe (al menos eso imagino yo) que tiene por delante un par de horas en las que -sólo o conmigo- deberá quedarse en el depto., hasta que llegue el momento de salir nuevamente a la calle; como lo hace unas tres o cuatro veces al día.
¿Resignación? Nooooo. Relax.

miércoles, 5 de junio de 2013

Nueva amiguita.

Ya les he comentado acerca del amor que le tiene Boro a cada uno de sus animalitos de peluche, motivo por el cual regalarle uno, cualquiera sea, significa en quien lo hace, un verdadero placer porque Él lo sabe valorar de manera explícita haciendo que uno jamás sienta que le hizo un obsequio en vano.
Los adora; tanto es así que también ha sido tema principal de varias entradas de este blog el mostrarlo con alguno de los que forman parte de su extensa, variada, ya raída en algunos casos, y estimada colección de queridos juguetes.
Hoy la protagonista de esta publicación es Lulú, su vaquita, y Él por supuesto; ya que Boro es y será siempre el indiscutible personaje principal de cada una de las publicaciones de éste blog, el suyo, Mi Boro y Yo.

martes, 4 de junio de 2013

Lo tiene.

Tiene un berretín con los canastos, cajas, y demás pertenencias que sacan a la calle y a la vereda las personas que trabajan en los supermercados chinos del barrio; tanto que no puede dejar de acercarse y oler e investigar todos y cada uno de ellos cada vez que pase frente a algún establecimiento de este estilo y encuentre algún objeto de este tipo.
Antes, alguna que otra vez, pudo haber marcado (léase meado [léase a su vez orinado]) el lugar y objeto en cuestión, pero ahora, y luego de haberle hecho entender que no había motivo para provocar de gusto el hecho de que algún chino saliera enojado después de pescarlo en tal empresa urinaria, entendió y sólo se acerca, huele, y continúa su camino junto a mi.
En fin, un adorable, hermoso y obediente perro. Todo Él. Y todo lo que hace y tiene que ver con su vida y su forma de ser.

lunes, 3 de junio de 2013

Domingo y lo que quedaba del día.

Boro tirado en el piso de casa y yo apoyado en la mesa que está frente a la ventana, porque: ¿había otra cosa que podamos hacer un día domingo de otoño, con frío y nublado como era el del día de la fotografía en cuestión cuando ya habíamos bajado, salido y hecho varias cosas y no quedaba otra que transcurrir lo que quedase del día, relajados y tranquilos?
Sólo relajarse y estar...