sábado, 8 de junio de 2013

Mientras tanto.

Cuando llego de la calle, mientras me siento a tomar algo caliente -por éstos días de otoño- mi Toto, que seguramente estuvo esperando mi regreso todo el lapso de tiempo que permanecí fuera de casa sin Él, se tira a mi lado, me mira, celebra con su postura que yo me encuentre nuevamente en casa a su lado, y simplemente me ama de esa forma, y a su manera.
A veces pienso que nadie estaría ni se sentiría solo si todas las personas reparasen en estas absolutas compañías que podemos tener a nuestro alcance sin ningún tipo de impedimento todos los seres humanos.
Te amo Boro. Sos la dulzura que vino a cambiar el sabor de mis días. Gracias.

No hay comentarios: