domingo, 30 de junio de 2013

Con aire de mar.

Nosotros dos, mi Boro y Yo, estemos donde estemos somos felices porque sabemos apreciar, cada uno a su manera y creo que en la justa medida, las cosas buenas de la vida. De hecho esta es una capacidad que en mi se ha desarrollado a partir de que comencé a tomar conciencia de lo que realmente significaba vivir y compartir la vida junto a un ser de luz tan especial como mi Boro y como cualquier animal que ande por allí; ya que esta característica de seres de luz la tienen todos y cada uno de los perritos (y resto de animales) que existen en el mundo.
Por eso, no necesitamos de grandes cosas, más allá de aquellas que signifiquen poder sentirnos plenos y felices, y es así que nos encontremos donde sea que nos encontremos nosotros estaremos disfrutando al máximo cada instante que tenemos la gracia de vivir.
Valoramos todo, y pongo el plural que incluye a mi perro en lo que digo porque sé que es así y que Él experimenta a mi lado todo lo que yo vivo y tengo el privilegio de percibir, y porque luego de más de un lustro de tiempo compartido nos conocemos mucho y somos tan semejantes en este tipo de cosas, esencialmente importantes en la vida, que sé que puedo afirmarlas sin miedo a equivocarme incluyéndolo en todo lo que hace a nuestra forma de vivir la vida.
Estuvimos este último fin de semana largo en nuestra ciudad favorita, Mar del Plata; sí, "nuestra", ya que a Toto le encanta este lugar porque va desde que era cachorro y porque fundamentalmente ama el mar al igual que yo. Por tal motivo les compartimos una foto de algún momento de ese fin de semana luminoso, sereno y marino que vivimos y que teniendo en cuenta aquello que decía al comienzo de esta entrada de que "estemos donde estemos somos felices", imagínense si no lo fuimos allí también teniendo en cuenta los tres componentes que tuvieron, además, estos días a pasos del mar; y hablo de eso que tiñó este tiempo, eso de "luminoso, sereno y marino".

viernes, 28 de junio de 2013

Yo tengo frío y por eso lo abrigo.

Es un hecho que Boro, como todo labrador que puede meterse en pleno invierno al mar (de hecho lo hace) mucho frío no debe pasar; pero yo, su compañero de vida humano, sí lo paso y por tal motivo, y como un mimo más que le hago, lo abrigo a Él también. Por las dudas. Por si acaso.

miércoles, 26 de junio de 2013

Contemplar y disfrutar.

En algunas mañanas que amanecen no tan frías, durante este invierno que lleva días gélidos en su haber que acurrucan a la gente en sus casas y en el calor de lugares cerrados la mayor parte del tiempo, con Boro podemos llegarnos hasta alguna plaza cercana a casa y estar un ratito al sol durante este momento del día en el que alumbra cálido y fotográficamente perfecto.
Es así que Boro llega a la plaza e inspecciona e investiga todo, como es su costumbre al arribo a este tipo de lugares, juega e interactúa con otros congéneres de su especie o de la humana, y luego, una vez hechas todas estas actividades primordiales de su visita, se sienta y contempla el lugar. Lo mira, lo observa, y parecería que lo estudia, pero en definitiva aprecia un hermoso momento que comparte junto a mi en un hermoso lugar. Lo disfruta.
Contemplar, sólo eso. A veces no se trata de otra cosa. Contemplar y disfrutar.

martes, 25 de junio de 2013

¡SOMOS FELICES!

Siento que la dulzura que significa mi perro y que de Él se desprende, viene a mi, a cada momento, a transformar lo que pueda tener de amarga (valga la analogía por comparación) mi vida diaria.
Es motivo de belleza, felicidad y amor tener a Borito junto a mi. Todo en este vínculo es algo que refleja y me lleva a estos significados.
¡No sé que haría yo sin su cariño!, sin esos abrazos que se deja dar por mi y que lo hacen dormir entre mis brazos. ¡No sé que haría sin ellos!, la verdad.
Me siento tan afortunado amigos por vivir este presente y valorarlo en su totalidad qué no puedo ni quiero dejar de compartirlo con ustedes! SOY FELIZ. BORO ES FELIZ. ¡Y qué bien nos sienta serlo!

lunes, 24 de junio de 2013

Última bajada del día.

Es básicamente, además de para otra cosa, para esto su bajada de la noche, esa última después de comer. No hay vuelta que darle al tema.


domingo, 23 de junio de 2013

Hay días y anocheceres extremadamente invernales.

Hay días, principalmente en los momentos del anochecer cuando está el clima frío y lluvioso en forma continua en los que Toto se tira por ahí a dormir, abrigado al calor del hogar climatizado con algo de la ayuda externa del calefactor, y yo lo dejo ya que todo da para que así lo haga.
¡Mirá si voy a andar impidiendo su decisión de estar acurrucado y reposando en aras de matar el tiempo extremadamente invernal! ¡Jamás!

sábado, 22 de junio de 2013

viernes, 21 de junio de 2013

Todo un tema.

En este momento tan decisivo de cada salida, ya sea el de las express (cortas) o el de las largas, es cuando hay que decidirse por un camino (una u otra cuadra) a seguir. ¡Qué indecisión! ¡Todo un tema! ¡Jaja!

jueves, 20 de junio de 2013

miércoles, 19 de junio de 2013

Beleza não tem fim.

Encuentro en mi compañero de vida animal una belleza infinita que se expande más allá de lo que pueda verse en su interior y en su exterior, y que inunda cada aspecto de su vida y de la mía que soy el afortunado compañero de camino en este tiempo, en el que los dos nos hemos encontrado para caminarlo juntos y felices.
Boro viene a ocupar ese lugar tan oportuno y brillante de mi vida que es el que sólo se llena y alimenta diariamente con todo lo que tiene que ver con la sencillez y con la bondad, con la ternura y con la pureza, con el amor y con la ponderación. Todas cosas que parten de Él y que por tiempo y experiencia compartida ya parten también de mi, gracias a su ejemplo que es sólo luz y positivismo; todas cosas buenas.
Yo, como imaginarán, no entro en mi cuerpo de la dicha que me conmueve cada día saberme tan afortunado, tan increíblemente afortunado, y ya no por tenerlo a Él y por todo lo que acabo de contarles que viene a significar en mi vida mi amigo Boro sino porque puedo darme cuenta de ello, valorarlo y sentirme inmerso en este canal de dicha que me contiene y me hace ser feliz.
Nada más. Con esto me basta. Y no es poca cosa todo lo que siento y vivo. Y ahora sí se da perfectamente para que comprendan el porque de esa idea de que "no entro en mi cuerpo de la dicha que me conmueve cada día saberme tan afortunado".
Pero una imagen vale más que mil palabras. Entonces ¿por qué todo esto? POR ÉL (haciendo alusión a la foto que ilustra esta entrada).

martes, 18 de junio de 2013

Momento del descanso.

Caminamos bastante en la salida larga que hacemos cada día, entrada la tarde en horas previas al anochecer, y por eso es que a veces, especialmente cuando se ha recorrido un largo camino, llega el momento del descanso.
Toto reposa, se tranquiliza, deja de investigar todo a su paso y hace lo que quiere; y yo leo, escribo en mi blog (como resulta de esta foto y su posterior redacción de esta entrada), y nos quedamos ahí, donde sea; relajando el alma y el espíritu, en un ambiente que por lo general es natural y muy motivador, por cierto.

lunes, 17 de junio de 2013

Siempre junto a mi.

Mientras lavo los platos
en algún momento
del fin de semana,
porque también
hay que hacer tales tareas
durante este tiempo,
mi Boro me mira,
sigue cerca mío,
y me hace notar
su presencia junto a mi,
como cada día, como siempre.

domingo, 16 de junio de 2013

Nos queremos.

Boro y yo conformamos una pequeña familia en sí misma, y somos tan felices de saberlo y ser plenamente consciente en mi caso y feliz en el de Él, que venimos a afianzar diariamente esta idea que sólo a nosotros dos nos atañe e involucra.
Vamos felices por la vida, como quien diría, y Boro seguramente que mucho más que yo que -lo quiera o no- estoy más contaminado con las cosas del mundo humano que tanto tiene para purgar y erradicar de su mentalidad colectiva y de su forma de ser.
Por eso mi Toto es mi alegría, como la de alguien más será su hijo, su madre, su novia, su esposo, su gato, su canario, o quien sea.
Por eso vamos siendo felices y dejándonos llevar por la vida, en aras del amor, la paz y la armonía. Por eso. Y porque nos queremos.

sábado, 15 de junio de 2013

En la diaria tarea. Jaja!

Me río solo porque le tomo una foto y pienso a la vez: "En que momento -aún- no he retratado a este animal si todo lo que hace lo he ido mostrando en este blog simplemente por considerarlo, como a Él, bello y digno de mostrarse".
Jaja! Por eso me río y por eso disfruto de esto que tiene que ver con el hecho de compartir con ustedes momentos tan simples y cotidianos como el que tiene lugar esta vez donde lo podemos ver en la repetitiva, pero no por eso monótona, y siempre diferente tarea de salir a hacer sus cosas y volver una y otra vez a inspeccionar e investigar las cuadras de nuestro barrio en sus tan mentadas bajadas. Jaja! Por esto me río solo, y porque reírse es gratis, vio. 

viernes, 14 de junio de 2013

El verde es su lugar.

Y como diría la canción "Él lo sabe bien...", ya que ama ir al verde, y a todo lo que implica fundirse y entrar en contacto con él.
Plazas, parques, cuando tiene más suerte y principalmente en tiempo de vacaciones bosques, y todo lugar descampado o con algo de hierba fresca es un lugar ideal para Él y debo reconocer que para mi (como seguramente para muchos de ustedes) también.
Por eso lo de: "el verde es su lugar"; la naturaleza, todo aquél lugar que nos aleje del asfalto y de los sitios cerrados como pueden ser las casas o los departamentos y nos acerque a lo silvestre y a lo natural, como son algunos de los sitios ya nombrados, será para Boro algo hermoso, deseable y totalmente placentero a toda hora, siempre.

jueves, 13 de junio de 2013

El más lindo.

Otra foto
del par que le tomé
haciendo mención
a que entre
sus muñecos de peluche,
Él es el Rey.
Y ahora
con la segunda
y expresiva imagen
agrego
que entre ellos
Él es un muñeco más.
Y el más lindo.
Definitivamente.

miércoles, 12 de junio de 2013

¿Será la edad de ambos que, naturalmente, aumenta cada día?

Boro, junto a mi, en una de esas tantas idas y venidas
que hace cuando está en el parque
mientras yo lo observo sentado.
He entrado en una etapa de mi vínculo con Boro en la que cuando vamos al parque, por ejemplo, principalmente en días fríos como los que suelen darse en otoño, yo me siento en algún banco que encuentre a esperar que Él haga lo que desee en el tiempo que dura nuestra visita al lugar.
Y Él se va por ahí. Y al rato vuelve, se me acerca, y después se vuelve a ir otra vez hacia algún lugar que, motivado por algún olor, movimiento extraño u otros perritos, le llame la atención y le dé intrigas de investigar.
El tema es que yo antes siempre me iba moviendo con Él por donde sea que Boro fuera a cada momento, en la plaza o el parque donde nos encontrásemos; pero desde hace un tiempo opté por sentarme y dejar que Él haga la suya, y que vaya y venga a su gusto, solo y tranquilamente, cuando lo desee.
Y lo miro, es cierto, porque debo vigilar y estar alerta por el tema de las posibles peleas que se desatan entre perros en estas salidas cada tanto -o en nuestro caso que gestionan y provocan otros perros ya que como bien saben Boro jamás inicia una pelea y siempre va feliz y amistosamente por la vida con quien se le acerque, independientemente de la especie que sea-, y en ese contemplar diferentes momentos de su paseo y recorrido por el parque a veces me encuentro mirándolo sonriente, quizás por verlo tan feliz, tan independiente y presto en sus recorridas por el lugar, y básicamente bello por dentro y por fuera.
¿Será la edad -la mía y la de Él claro- la que va modificando nuestra forma de vivir y compartir juntos cada momento?
No lo sé, tampoco he tenido hasta ahora intención de averiguarlo, más sí me enternece de manera única saber que vamos haciendo un camino juntos, quizás un caminito muy pequeño y hasta casi invisible para los demás, pero que para nosotros dos, para Boro y para mí, es especial, único, y sobre todo está colmado de buenos momentos y de gestos reconfortante que nos garantizan a cada paso felicidad asegurada.

lunes, 10 de junio de 2013

Compartiendo algo más de nuestra intimidad.

No siempre tenemos, o mejor dicho tengo yo, algo que mirar en la tele o ganas (y tiempo) de ver alguna película, escuchar algo de música, o salir a la calle; por eso hay algo que aprendí -y debo aclarar que me ayudó mucho a asimilarlo en mi vida el hecho de tenerlo a Boro a mi lado- que consiste en poder disfrutar del silencio y de la relajación natural que de éste se desprende, pudiendo conectarnos los dos, Mi Boro y Yo, con lo que queramos; recargándonos de lo mejor de cada uno y de nosotros mismos, para seguir luego en la vida diaria y común de cada día, aferrándonos a estos momentos únicos, por la paz y las buenas sensaciones que de ellos nos quedan, como un motor y un bálsamo para el quehacer cotidiano que nos toca vivir luego diariamente.

domingo, 9 de junio de 2013

Lo asumí completamente.

Yo, al incorporar a Boro en mi vida particular, de todos los días, asumí que este hecho no significaría ésto sólo al principio de nuestra convivencia, dejándolo relegado luego a apremiantes y expeditivas bajadas cuando ya no me quedase otra cosa que tener que sacarlo; jugar un poco o simplemente estar con Él.
Yo asumí el hecho de incorporarlo y valorarlo como el nuevo integrante que llega a la familia y que aunque pase el tiempo no se convierte luego en un objeto o una cosa inanimada a la que no se le presta y dispensa la debida atención.
Lo asumí, lo incorporé y lo instauré en mi vida de manera definitiva desde ese día en que lo fui a buscar y le abrí las puertas de mi casa y de mi corazón.
Por eso salimos a pesar de que yo esté enfermo, cansado o sin ganas de hacerlo. Por eso jugamos aunque pocas ganas tenga yo de jugar y de estar arrojándole una pelota infinidad de veces para que Él vaya a recogerla y me la traiga nuevamente para seguir haciéndolo.
Por eso lo incluyo en todo aquello que se incluye a los integrante más cercanos y amados de la familia.
Por eso lo amo y ocupa un lugar de preferencia en mi corazón ya que no en vano le abrí las puerta del mismo al recibirlo en mi vida.
Por eso me preocupo por Él al nivel de velar por su integridad y salud física y espiritual, que radica en que tenga un cuerpo sano y una vida feliz, respectivamente.
Por eso digo que lo asumí y -agrego- completamente.
Porque mi Boro, mi perro, mi amigo, mi animal, mi compañía, mi compañero, mi guardián, es mucho más que todo eso; Él es para mi una parte más de mi.

sábado, 8 de junio de 2013

Mientras tanto.

Cuando llego de la calle, mientras me siento a tomar algo caliente -por éstos días de otoño- mi Toto, que seguramente estuvo esperando mi regreso todo el lapso de tiempo que permanecí fuera de casa sin Él, se tira a mi lado, me mira, celebra con su postura que yo me encuentre nuevamente en casa a su lado, y simplemente me ama de esa forma, y a su manera.
A veces pienso que nadie estaría ni se sentiría solo si todas las personas reparasen en estas absolutas compañías que podemos tener a nuestro alcance sin ningún tipo de impedimento todos los seres humanos.
Te amo Boro. Sos la dulzura que vino a cambiar el sabor de mis días. Gracias.

viernes, 7 de junio de 2013

En movimiento.

El movimiento de su cola es felicidad.
Estar en el parque significa para Él felicidad.
Boro es felicidad.

jueves, 6 de junio de 2013

Al entrar a casa.

Así se desploma y se queda mirando hacia la puerta del balcón francés una vez que entramos a casa, luego de cualquiera de sus salidas y cuando sabe (al menos eso imagino yo) que tiene por delante un par de horas en las que -sólo o conmigo- deberá quedarse en el depto., hasta que llegue el momento de salir nuevamente a la calle; como lo hace unas tres o cuatro veces al día.
¿Resignación? Nooooo. Relax.

miércoles, 5 de junio de 2013

Nueva amiguita.

Ya les he comentado acerca del amor que le tiene Boro a cada uno de sus animalitos de peluche, motivo por el cual regalarle uno, cualquiera sea, significa en quien lo hace, un verdadero placer porque Él lo sabe valorar de manera explícita haciendo que uno jamás sienta que le hizo un obsequio en vano.
Los adora; tanto es así que también ha sido tema principal de varias entradas de este blog el mostrarlo con alguno de los que forman parte de su extensa, variada, ya raída en algunos casos, y estimada colección de queridos juguetes.
Hoy la protagonista de esta publicación es Lulú, su vaquita, y Él por supuesto; ya que Boro es y será siempre el indiscutible personaje principal de cada una de las publicaciones de éste blog, el suyo, Mi Boro y Yo.

martes, 4 de junio de 2013

Lo tiene.

Tiene un berretín con los canastos, cajas, y demás pertenencias que sacan a la calle y a la vereda las personas que trabajan en los supermercados chinos del barrio; tanto que no puede dejar de acercarse y oler e investigar todos y cada uno de ellos cada vez que pase frente a algún establecimiento de este estilo y encuentre algún objeto de este tipo.
Antes, alguna que otra vez, pudo haber marcado (léase meado [léase a su vez orinado]) el lugar y objeto en cuestión, pero ahora, y luego de haberle hecho entender que no había motivo para provocar de gusto el hecho de que algún chino saliera enojado después de pescarlo en tal empresa urinaria, entendió y sólo se acerca, huele, y continúa su camino junto a mi.
En fin, un adorable, hermoso y obediente perro. Todo Él. Y todo lo que hace y tiene que ver con su vida y su forma de ser.

lunes, 3 de junio de 2013

Domingo y lo que quedaba del día.

Boro tirado en el piso de casa y yo apoyado en la mesa que está frente a la ventana, porque: ¿había otra cosa que podamos hacer un día domingo de otoño, con frío y nublado como era el del día de la fotografía en cuestión cuando ya habíamos bajado, salido y hecho varias cosas y no quedaba otra que transcurrir lo que quedase del día, relajados y tranquilos?
Sólo relajarse y estar...

domingo, 2 de junio de 2013

sábado, 1 de junio de 2013

Días nubosos.

Durante el otoño y ni hablar durante el invierno la mayoría de las tardes que hacemos las bajadas largas para que Boro camine y ande más que en las dos o tres restantes que tiene cada día, solemos hacerlo con días que no ofrecen nada de sol durante la jornada y que con suerte se quedan en eso no transformándose en días con lluvias como también suele ocurrir durante estas épocas del año, más que en sus opuestas la primavera y el verano.
Lo cierto es que salimos siempre de todos modos porque Toto no puede dejar de dar su vuelta y paseo vespertino, que tanto espera y disfruta.
Y es en este tipo de salidas, las de este tipo de días, cuando andamos sí, pero no tanto, o al menos no con tanto brío, como en las de días más soleados.
Por eso aquí nos ven en uno de esos días nubosos donde la única luz y claridad que podíamos encontrar en ese atardecer que comenzaba a tener lugar en el momento de la toma radicaba en la poca claridad que ese cielo encapotado -posterior a una lluvia potente que había caído horas antes y que quizás podía volver a repetirse- que oficiaba de manto en nuestro recorrido por algunas calles de nuestra ciudad y precisamente en ese instante de nuestro reposo en un banco de la plaza, nos daba.