lunes, 10 de junio de 2013

Compartiendo algo más de nuestra intimidad.

No siempre tenemos, o mejor dicho tengo yo, algo que mirar en la tele o ganas (y tiempo) de ver alguna película, escuchar algo de música, o salir a la calle; por eso hay algo que aprendí -y debo aclarar que me ayudó mucho a asimilarlo en mi vida el hecho de tenerlo a Boro a mi lado- que consiste en poder disfrutar del silencio y de la relajación natural que de éste se desprende, pudiendo conectarnos los dos, Mi Boro y Yo, con lo que queramos; recargándonos de lo mejor de cada uno y de nosotros mismos, para seguir luego en la vida diaria y común de cada día, aferrándonos a estos momentos únicos, por la paz y las buenas sensaciones que de ellos nos quedan, como un motor y un bálsamo para el quehacer cotidiano que nos toca vivir luego diariamente.

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