jueves, 7 de junio de 2012

No son mascotas, son amigos y compañeros de vida no humanos.

Basta de llamar a nuestros compañeros no humanos, ya sean perros, gatos o de alguna otra especie, con el nombre de mascotas. No son mascotas, son amigos y compañeros.
Seres que comparten toda su vida con nosotros, entregándose y dedicando toda su existencia a brindarnos su amor y su alegría además de su compañía, merecen ser considerados como amigos o compañeros de vida.
Ellos han estado desde siempre, permaneciendo estoicos e impolutos, al lado de sus referentes humanos a quienes han amado incondicionalmente y de quienes sólo esperan amor y comida a cambio, nada más que eso, en retribución de todo lo que nos dan.
Debemos revalorizar desde la palabra a estos seres de amor y darles el lugar que merecen ocupar realmente en la vida de cada persona que los ama y los elije para compartir junto a ellos, nada más y nada menos que su vida.
Mi compañero de vida, tan fiel, hermoso y noble, jamás será considerado una mascota, porque entiendo como mascota a un ser que está ahí para complacer y considerarse muchas veces, algo así como un accesorio. Y mi perro, mi Boro, no es un accesorio, y yo lo elijo y lo privilegio por sobre muchos seres (humanos) que me rodean, sino por sobre todos.
Basta entonces de denominar así, a nuestros amigos no humanos. Basta de tener que denominarlos con un rótulo que los identifique y los ubique en un determinado lugar para sentirnos, también a través de esta denominación, superiores; algo que mucho nos gusta y solemos hacer los seres humanos.
Yo apuesto por considerar como 'a uno más' a quienes se ganan nuestro afecto y nuestra atención y contención diarios, y a terminar con eso de llamarlos de tal o cual forma determinando la escala o el orden de importancia que ocupan en la vida de una sociedad.
Basta de llamarlos así entonces. Compañeros de vida y grandes amigos merecen mucho más que un simple rótulo para ser nombrados e identificados grupalmente.

No hay comentarios: