jueves, 21 de junio de 2012

Por todo eso.

La compañía de Boro significa muchas cosas en mi vida. Cada día, casi sin darme cuenta, puedo corroborar que Él ha llegado a mí para hacerme sentir amado las 24 horas del día sin excepción, todo el tiempo, y eso es tan importante y fundamental para mi como para todo ser humano que al sentirse de esta manera, valorado, necesitado y AMADO, no puede menos que ser feliz y adorar a ese ser especial que es quien le provee de esas hermosas sensaciones y sentimientos que ennoblecen y engrandecen a cualquier ser vivo que tiene la gracia de experimentarlos.
Y no es que no reciba amor por otros canales, de (otras) personas, pero el caso con mi perro, es que ese amor (que puede llegar a existir en las personas aunque dudo que con la intensidad, pureza y autenticidad que existe en los animales) es total y continuo, sin ninguna intermitencia que pueda darse producto de enojos (los animales no se enojan), ofensas (los animales no se ofenden), heridas (los animales nunca se sienten lastimados espiritualmente ante las reacciones de sus compañeros de vida humanos) o de cualquier otro motivo que haga resentir el amor a brindarse de alguna de las partes.
Y esto yo lo aprendí desde que mi vida se iluminó por compartirla junto a Él, y es por eso que jamás me enojo con Él, amén de que no me de motivos, y trato de aplicar esta fórmula de paz y amor hacia mis relaciones con los demás seres vivos que me rodean, agiornando de esta forma mi vida desde lo personal y lo social, y todo gracias a la experiencia de vivir junto a Boro.
Todo es muy lindo, todo es muy sano y todo es muy gratificante al lado de mi perro. Por eso lo amo. Por eso lo cuido mucho. Por eso le dedico este blog que nace desde mi corazón. Por eso trato de que Él sea Feliz a cada momento de su vida. Y por eso, yo soy Feliz.

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