martes, 16 de septiembre de 2014

Será nuestro tiempo sin fin.

Mi Toto es en cierta forma, y por decisión mía, una parte de vital fuerza y empuje ante cualquier tipo de adversidad que atraviese por un lado, y una de inmensa ternura y acompañamiento en los tiempos donde todo fluye con la mejor energía, por el otro. Tanto es así que he sabido ir comprendiendo, a medida que avanza el tiempo de nuestra vida compartida, que si bien no siempre nos tendremos el uno al otro, de manera eterna en este plano meramente terrenal, será en cada momento que vayamos construyendo en nuestro presente, éste que sí nunca tendrá fin, todo lo que nos va a envolver en ese estado de perpetua unión y también de infinita compañía.

jueves, 21 de agosto de 2014

Permítanme hacerlo.

Permítanme nuevamente hablarles del amor que he encontrado en mi compañero y fiel amigo, Boro, ese perrito que desde abril del año 2008 llegó a mi vida e impregnó mi existencia de la más hermosa tonalidad que pude haber imagimado.Es un motivo de mi felicidad diaria y sé que transmito a cada paso que doy por cualquiera de las redes sociales en las que me muevo ese estado de mi Ser.
Boro ha sabido hacer una fusión extraordinaria conmigo y hemos entendido, mutuamente, que el hecho de encontrarnos en esta vida (la mía y la de Él) ha sido un regalo que no creo que todas las personas reciban, o al menos que no todas las personas estén dispuestas a recibir.
El agradecimiento que tengo hacia mi Toto es constante y será eterno. Lo adoro y sé que es recíproco ese amor entre los dos. Él es parte de mi vida y siento que está profundamente arraigado a mi Ser, como esas cosas que uno abraza y a las que ya sabe que jamás soltará, nunca, por ningún motivo.
Antes, al principio de nuestro vínculo, cuando recién comenzábamos a convivir, yo trataba de entenderlo y forzar una relación de "amo-perro" que, a medida que avanzaban los días, veía que no daba resultados. Todo esto me llevaba a creer que Él y yo nunca llegaríamos a entendernos. Entonces fue que me relajé y, un poco por olvido y otro poco para no estar pendiente de resultados que no veía aparecer, fui dejando de lado tanta presión personal para vivir, como se fuera dando, cada momento que teníamos juntos.
Fue ahí, o mejor dicho más adelante, cuando un día comencé a ver los frutos de nuestro interactuar y amor prodigado. Y fue ahí también cuando comencé a disfrutar, de otra manera diferente a como lo venía haciendo, de la vida juntos de mi Boro y yo.
Y tanto lo quise y tanto comencé a tenerlo en cuenta que también fue a partir de un determinado momento que arranqué con esto de compartir mis experiencias en cada cosa que hacíamos juntos; aunque debo confesar que al principio a mí realmente me daba un poco de vergüenza hacerlo ya que pensaba en qué podían pensar de mí por tomar tan en serio una relación de este tipo, para nada fuera de lo común pero sí, por cierto, muy diferente en cuanto a la manera de llevarla adelante desentendiéndonos, mi perro y yo, de la típica y estricta relación de jerarquía con el ya sabido especismo de la superioridad 'humamo/animal'.
Pero no importó, como nunca me terminó importando lo que pudieran pensar de mí o de mis actos los demás, y fue así que dí rienda suelta a la iniciativa y todos pasaron a conocer que alguien muy importante para mí estaba siendo, y lo sigue siendo afortunadamente, protagonista en el camino de mi vida.
Y hoy, varios años después de todo este hermoso y luminoso sendero transitado juntos Toto y yo, seguimos unidos, inseparables, y viviendo siempre el uno para el otro, a diferentes niveles quizás, porque sé que aunque me esfuerce jamás estaré a su altura en el amor, la entrega y la buena predisposición presentada y ofrecida hacia el otro; pero sabiendo que debo cuidar de este tesoro y vivir agradecido por haberlo encontrado y por haber sido correspondido de una forma tan perfecta y absoluta en el cariño y la unión.
Por eso es que les decía que me permitieran hablarles nuevamente de mi compañero canino, porque siento que merezco compartir mi dicha, que es la dicha de mi Boro, y que es seguramente la dicha de los miles y millones de seres humanos y animales que como mi Boro y yo viven y se han permitido disfrutar de esa tierna, noble y total compañía mutua.

domingo, 3 de agosto de 2014

A ver, cómo me explico.

Mi perro es mi perro, y en eso se engloba mucho más de lo que generalmente significa ese sustantivo común. Por eso nada ni nadie hará que lo sienta menos ante nada ni ante nadie. Todos ocuparán su lugar, por supuesto, pero Él también.

miércoles, 4 de junio de 2014

No tengo mascota, tengo a Boro, mi perro.

Si me preguntan si tengo o no mascotas respondo que, ateniéndome al estricto significado que la gente le da a este término donde la misma es un animal querido sí, pero que ocupa "ese" lugar inferior y relegado con respecto a la prioridad que tienen por ejemplo hijos o cualquier otro integrante de la casa, respondo que no, que mascota no tengo.
A continuación, por supuesto, y como corresponde a quien no miente y se expresa (al menos intento hacerlo) con total claridad, digo que sí forma parte de mi hogar, un animal, pero que es solo una parte más de la familia y nunca algo así como una mascota.
No concibo, hace años ya, esa forma de denominar a nuestros compañeros de vida no humanos otorgándoles de esta manera un status inferior dentro de su ubicación en un círculo; sea este familiar, de amigos, o el que sea.
Ellos, los animales, son (deberían serlo al menos) tan importantes como el siguiente integrante de esa familia dentro de la cual se encuentren. Son parte de nuestra familia, nada más ni nada menos que eso.
Por eso cuando me preguntan algo así, rotulando un vínculo de esta manera, mi respuesta es siempre la misma: NO, MASCOTA NO TENGO; TENGO A BORO, MI PERRO.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Ese sí que es para siempre.

Este blog es para que yo destelle todo mi amor hacia mi compañero de vida, canino, Boro. Y por eso es que quiero volver a expresar que lo amo con todo mi corazón y que su dulce compañía es un bálsamo que solo trae buenos momentos a mi vida, además de hacerla más plena y gratificante, sin lugar a dudas.
Él ha sabido entenderme y acompañarme con esa prestancia y esa dulzura que solo puede aparecer en los animales, ellos que no han sido contaminados ni tocados por ningún vicio de todos los que nos abrazan a nosotros.
Y sí, es emocionante para mi redescubrir a cada momento que mi vida ha sido redireccionada, luego de gran parte de haberla vivido de otra manera y privilegiando otras cosas, al objetivo del amor y de entender que solo lo simple y lo carente de toda elucubración es lo que nos salvará de toda esta inmundicia que es estar en esta cárcel que es la vida cuando se la vive para agradar por sobre todas las cosas, para ganar, para competir, para superar al otro, para envidiar, para desear lo que no es propio, y para en definitiva carcomerse internamente en busca de una falsa felicidad enfocada en cualquier cosa menos en la acertada.
Por eso mi Boro es mi corazoncito externo, ese que me lleva a lo mejor de vivir siempre deseando lo mejor para nosotrros y nada más que eso. Nunca el mal a otros, solo lo mejor para nosotros.
Yo lo quiero tanto y Él sabe que así es; por tal motivo hemos llegado a entendernos y a desarrollar una vida juntos que no necesita de nada más que de nosotros dos para que nuestro pequeño vínculo, nuestro pequeño mundo, sea feliz. De ahí en más, relacionarnos con los demás no supone una cuota defícil de pagar sino una capacidad que surge de acuerdo a quien quiera acercársenos y compartir parte de su vida con nosotros.
Sé que nada es para siempre, terrenalmente hablando, lo sé. ¿Pero quién no supone que en el espíritu todo es eterno y más? Yo sé que vivimos felices hoy, nuestro ahora, y que nada más nos importa, basándonos en que el pleno disfrute de nuestro presente será el corolario de una vida de inmensa gratitud, desde ambas partes, que nos acompañará el resto de nuestro paso por este mundo terrenal, sea quien sea que deje primero este plano porque nunca se sabe como son las cosas y lo único que podemos saber a ciencia cierta, y tratando con animales exclusivamente, es que el amor entre ellos y nosotros, ése sí que es eterno, para siempre.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Ese es el objetivo.

Siempre que alguien nos vea por ahí, andando en la calle o en alguna plaza, estaremos juntos; salvo que Él ande corriendo, jugando con otros perritos o tirado en el pasto y yo leyendo o escribiendo en mi smartphone, siempre así estaremos: cerca, pegados o directamente abrazados.
¿Qué es lo que podría resultar extraño de expresarse el afecto mutuo y disfrutarlo ahora que es el tiempo y el lugar de hacerlo?
Yo no voy a dejar pasar ni un segundo de mi vida compartida con Boro, mi compañero animal, ahora que estamos juntos y nos tenemos el uno al otro. Jamás dejaría o relegaría para otro momento una demostración de cariño, jamás.
La nuestra es una relación que muestra el afecto puro y básico en su máxima expresión. Así lo siento y lo veo yo, y me enorgullezco de ello.
No se requiere de nada extra, más allá del amor y la felicidad de compartirse, y hablo a nivel de cualquier tipo de vínculo, para poder ser felices desde ambas partes. Nada, pero nada más. Todo lo demás, son accesorios que solo emperifollan cualquier relación, y nada más.
Por eso siempre que nos vean, a mi Boro y a mi, nos verán cerquita uno del otro, porque no concebimos otra forma de vivir la vida, de transitar este vínculo de compartir, y fundamentalmente de cumplir con el objetivo de habernos encontrado y juntado en esta vida.

lunes, 7 de abril de 2014

El más emocional.

Es tan sentimental todo lo que expreso en cada entrada y a través de cada palabra en este blog que muchas veces comienzo a crearlas movido por una conmoción auténtica al saberme acompañado por mi Boro, de la forma más pura e incondicional que reconozco como fundamental para hacerme crecer y fortalecer en esta vida.
Cada vez que no tengo el mejor día o que algo absolutamente interno y personal no me satisface en mi fibra más íntima siento que la absolución a toda esa mierda de sentires desagradables llega cuando lo miro a Él, le paso una mano por su lomo emulando una caricia o simplemente le digo algunas palabras a modo de: "Toto, te quiero", "Gracias Boris", o lo que salga de mi corazón expresado en palabras en ese momento; y ahí todo ya está bien, lo aseguro. Él tiene ese don, poder, o como se le quiera llamar, de ponerme bien.
Ayer me emocioné al mirarlo. Lo vi sentado a mi lado en el banco de la plaza, en un contexto de atardecer tormentoso y además de domingo (con la particularidad de que este día de la semana especialmente por sus anocheceres lo vuelven más vulnerable a uno) y al no encontrarme seguramente con todas las energías a pleno me emocioné, repito, y en esa emoción no pude menos que volcarme al blog de Mi Boro y Yo.
Refuerzo por lo tanto mi vínculo de emoción (el más emocional) con mi Toto y celebro tenerlo en mi vida, hoy, ahora, y que Él sea quien es por tenerme también a mí.

miércoles, 2 de abril de 2014

No es sensación, es realidad.

Ya lo he dicho alguna vez acerca de que estos días así, feriados o domingos que son los días en los que los fines de semana terminan, son los que más me ubican emocional y espiritualmente al lado de mi Boro debido a que es ahí donde la gente de una familia, o al menos que vive bajo un mismo techo, está reunida en su lugar, "su hogar", siendo este momento aquel donde se sabe quienes son los que están al lado de uno verdaderamente, siempre, y a cada minuto.
Es así que Boro, ese corazoncito que acompaña mi vida en esta etapa de mi camino, es quien está siempre ahí, conmigo, sin separarse ni irse jamás.
Todo esto me emociona y conmueve, feliz y contundentemente, en esta sensación que deja de ser tal para convertirse en la vida misma, la vida nuestra, de mi Boro y yo, de todos los días, de cada momento.
Por este motivo quise volver a transmitir esta bella emoción con ustedes, sabiéndome acompañado, querido, y lo que es más importante aún, valorado por un ser que vive para mó, como yo también para Él, claro. ¡Qué novedad!

martes, 25 de febrero de 2014

Mi Borito.

Mi Borito ha estado conmigo, indudablemente, compartiendo todos los momentos de mi vida desde que ha llegado a ella. Yo valoro que siempre esté de buen ánimo, con las mejores ganas, y con la impronta "a flor de pelaje", siempre.
Por todo esto y por muchas cosas más, por supuesto, es que lo amo con todo mi corazón; y si bien no es lo mejor reforzar este sentimiento cuando uno anda más flojo de espíritu (léase ánimo) es así que me doy cuenta nuevamente de todo esto cuando, se nota, que necesito de Él y me hace tan bien re-descubrir que lo tengo a mi lado.
Lo adoro, y nada es porque sí en esta vida. Mi Boro llegó a mí por esas cosas de la vida también, tan ciertas como necesarias, que deben sucedernos para transformarnos y hacernos ver todo desde otro cristal, el del amor.
Lo amo. ¿Ya lo he dicho? Ah, bueno, no quería que queden dudas. Y por si acaso permítanme una última cosa:
¡¡LO AMO!!

viernes, 7 de febrero de 2014

miércoles, 5 de febrero de 2014

Entre el sueño y la vigilia. ♥


Así pasaba Boro los últimos días de sus vacaciones de verano 2014 en la playa, cuando el cansancio y el agotamiento general por tanto mar y arena lo obligaban a interrumpir sus juegos de playa para tirarse bajo la sombrilla, al sol, o donde sea que le diera la gana.