miércoles, 14 de mayo de 2014

Ese es el objetivo.

Siempre que alguien nos vea por ahí, andando en la calle o en alguna plaza, estaremos juntos; salvo que Él ande corriendo, jugando con otros perritos o tirado en el pasto y yo leyendo o escribiendo en mi smartphone, siempre así estaremos: cerca, pegados o directamente abrazados.
¿Qué es lo que podría resultar extraño de expresarse el afecto mutuo y disfrutarlo ahora que es el tiempo y el lugar de hacerlo?
Yo no voy a dejar pasar ni un segundo de mi vida compartida con Boro, mi compañero animal, ahora que estamos juntos y nos tenemos el uno al otro. Jamás dejaría o relegaría para otro momento una demostración de cariño, jamás.
La nuestra es una relación que muestra el afecto puro y básico en su máxima expresión. Así lo siento y lo veo yo, y me enorgullezco de ello.
No se requiere de nada extra, más allá del amor y la felicidad de compartirse, y hablo a nivel de cualquier tipo de vínculo, para poder ser felices desde ambas partes. Nada, pero nada más. Todo lo demás, son accesorios que solo emperifollan cualquier relación, y nada más.
Por eso siempre que nos vean, a mi Boro y a mi, nos verán cerquita uno del otro, porque no concebimos otra forma de vivir la vida, de transitar este vínculo de compartir, y fundamentalmente de cumplir con el objetivo de habernos encontrado y juntado en esta vida.

No hay comentarios: