lunes, 7 de abril de 2014

El más emocional.

Es tan sentimental todo lo que expreso en cada entrada y a través de cada palabra en este blog que muchas veces comienzo a crearlas movido por una conmoción auténtica al saberme acompañado por mi Boro, de la forma más pura e incondicional que reconozco como fundamental para hacerme crecer y fortalecer en esta vida.
Cada vez que no tengo el mejor día o que algo absolutamente interno y personal no me satisface en mi fibra más íntima siento que la absolución a toda esa mierda de sentires desagradables llega cuando lo miro a Él, le paso una mano por su lomo emulando una caricia o simplemente le digo algunas palabras a modo de: "Toto, te quiero", "Gracias Boris", o lo que salga de mi corazón expresado en palabras en ese momento; y ahí todo ya está bien, lo aseguro. Él tiene ese don, poder, o como se le quiera llamar, de ponerme bien.
Ayer me emocioné al mirarlo. Lo vi sentado a mi lado en el banco de la plaza, en un contexto de atardecer tormentoso y además de domingo (con la particularidad de que este día de la semana especialmente por sus anocheceres lo vuelven más vulnerable a uno) y al no encontrarme seguramente con todas las energías a pleno me emocioné, repito, y en esa emoción no pude menos que volcarme al blog de Mi Boro y Yo.
Refuerzo por lo tanto mi vínculo de emoción (el más emocional) con mi Toto y celebro tenerlo en mi vida, hoy, ahora, y que Él sea quien es por tenerme también a mí.

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