domingo, 30 de junio de 2013

Con aire de mar.

Nosotros dos, mi Boro y Yo, estemos donde estemos somos felices porque sabemos apreciar, cada uno a su manera y creo que en la justa medida, las cosas buenas de la vida. De hecho esta es una capacidad que en mi se ha desarrollado a partir de que comencé a tomar conciencia de lo que realmente significaba vivir y compartir la vida junto a un ser de luz tan especial como mi Boro y como cualquier animal que ande por allí; ya que esta característica de seres de luz la tienen todos y cada uno de los perritos (y resto de animales) que existen en el mundo.
Por eso, no necesitamos de grandes cosas, más allá de aquellas que signifiquen poder sentirnos plenos y felices, y es así que nos encontremos donde sea que nos encontremos nosotros estaremos disfrutando al máximo cada instante que tenemos la gracia de vivir.
Valoramos todo, y pongo el plural que incluye a mi perro en lo que digo porque sé que es así y que Él experimenta a mi lado todo lo que yo vivo y tengo el privilegio de percibir, y porque luego de más de un lustro de tiempo compartido nos conocemos mucho y somos tan semejantes en este tipo de cosas, esencialmente importantes en la vida, que sé que puedo afirmarlas sin miedo a equivocarme incluyéndolo en todo lo que hace a nuestra forma de vivir la vida.
Estuvimos este último fin de semana largo en nuestra ciudad favorita, Mar del Plata; sí, "nuestra", ya que a Toto le encanta este lugar porque va desde que era cachorro y porque fundamentalmente ama el mar al igual que yo. Por tal motivo les compartimos una foto de algún momento de ese fin de semana luminoso, sereno y marino que vivimos y que teniendo en cuenta aquello que decía al comienzo de esta entrada de que "estemos donde estemos somos felices", imagínense si no lo fuimos allí también teniendo en cuenta los tres componentes que tuvieron, además, estos días a pasos del mar; y hablo de eso que tiñó este tiempo, eso de "luminoso, sereno y marino".

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