domingo, 13 de marzo de 2016

Nunca, nada ni nadie.

Siempre nos unirán infinidad de cosas a mi Boro y a mí, ya sean momentos, historias compartidas, motivos varios, experiencias, y la vida misma.
Es que nosotros dos vamos muy juntos por la vida. Inseparable es nuestro caminar en este momento del destino que, felizmente, nos ha juntado para ir a la par. Sí, ya sé que es una frase dicha pero no hay nada comparable al hecho de ir juntos a la par; y con Él, nosotros, vamos de esa manera por la vida.
Mi Boro hace que tenga que usar el adjetivo posesivo antes de nombrarlo para de esta manera, haciéndome un mimo, recordar que me pertenece en toda su existencia al igual que, por supuesto, yo también soy suyo por todo lo que dure nuestro transitar acompañándonos mutuamente.
Y ¿qué mejor que sentirse tan pertenecido por y hacia alguien cuando esa pertenencia sólo remite a la pureza, al desinterés, a la fidelidad y en definitiva al amor en su punto más simple?
Puedo asegurarles que hace tiempo he dejado atrás el prurito que hubiese podido sentir otrora al momento de que se me relacione emocionalmente ligado a mi perro ya que he comprendido que este tipo de vínculos sólo puede hacer mella en un pensamiento muy básico, pobre y limitado de quien no sabe apreciar a nadie más que no sea de su clase y especie, motivo por el cual por otro lado tampoco me interesa ser considerado, en ninguna de sus formas, por tales seres.
Como les decía, a mi Boro y a mí no dejan de unirnos diferentes cosas todo el tiempo así que podrán imaginarse que nunca nada ─ni nadie─ va a separarnos.

No hay comentarios: