martes, 7 de junio de 2016

Los dos estamos más grandes, es cierto, y afuera hace tanto frío..

Tengo que aprender a reconocer los nuevos tiempos de mi Boro adulto, de más de ocho años, que en lugar de salir todo el tiempo a la calle, principalmente en épocas de frío como las que estamos atravesando en estos meses, prefiere seguir durmiendo en el sillón, acurrucado en su almohadón de lana, antes que salir corriendo cuando yo le doy muestras de hacer "movimientos previos a una salida" ─ponerme un abrigo, agarrar la billetera, tomar las llaves de casa, ponerle el collar, etc.─
Es que mi amado Boro, si bien no es un perro viejo, ya está en tiempo de decidir para su vida ese cambio de rutinas, con respecto a las que venimos arrastrando de otros tiempos cuando Él era un cachorro; y si bien debo reconocer que esta transición de etapas me moviliza un poco porque siento que ─como todos en la vida─ va creciendo y haciéndose más y más grande también ésto me hace dar cuenta que mi amor por Él también crece a esa misma ─o mayor─ velocidad.
Es así, yo también crezco pero ya sabemos que la vida canina dista mucho de emparejarse con la longitud de la humana y es ahí donde este tipo de cambios que se van dando sobre las necesidades e improntas del animal son marcadas y me llevan a la reflexión.
Que yo espero tenernos muchísimos años más y disfrutarnos y amarnos como lo venimos haciendo hasta ahora, de eso no hay dudas y no dudo que así será. Nosotros dos, mi Boro y yo, nos necesitamos y tenemos que nutrirnos uno del otro todavía mucho tiempo más para que cuando, algún día lejano, debamos separarnos en este camino terrenal, podamos hacerlo sin reclamar nada a nadie ni a nada porque fue nuestro tiempo un inmejorable momento que pudo ser disfrutado hasta el arrobamiento y por eso solo asumir la postura de agradecer por tal motivo. 
Los dos estamos más grandes, es cierto, y afuera hace tanto frío...

No hay comentarios: