sábado, 25 de febrero de 2012

Gratas sorpresas.


Siempre me traen a mi blog momentos que me hacen sentir sumamente feliz de tenerlo a Boro en mi vida, a mi lado.
Cada día me sorprende con alguna cosa nueva y en eso está la magia de tener una mascota formando parte íntegra y total de la vida de su dueño y su familia.
Es tan inteligente y educado que a veces me sorprendo encontrándome frente a distintas situaciones que me dejan algo así como emocionado y feliz ante las reacciones que mi perro adopta frente a determinados momentos que él vive y que como siempre sucede, yo vivo también por estar al lado de él.
Tres bastarán para que me entiendan de que hablo.
La primera es algo que ya ha hecho en varias oportunidades pero siempre bajo mi mirada y control y cuando lo hace sólo porque yo voy descuidado o prestando atención a otra cosa es ahí donde me sorprendo gratamente y quedo satisfecho con mi perro. El tema: pasa caminando al lado de gatos bebés, que por ser chiquitos ni se van corriendo y él, Boro, como si nada, pero nada de nada; ni repara en ellos. Lo mismo sucede frente a gatos grandes como los que están en una esquina cercana a casa por ejemplo, y que ya de verlo pasar y saber que no es peligro para ellos se quedan tranquilamente cuando Boro pasa por ahí. Bueno, esta es la primera de las novedades que me dejan orgulloso por mi mascota.
Otra es que una vez, dos en realidad y las dos reaccionó de igual manera lo que corroboró en mi que ya tiene internalizada esa forma de reaccionar, se dió cuando me entretuve mirando algo en una vidriera de librerías que me pueden y quiero ver (y comprar) todo lo que veo expuesto, y Boro siguió caminando unos metros más hasta la esquina encontrándose enfrente con varios perros que estaban al otro lado de la calle con sus dueños esperando a cruzar porque estaba el semáforo en verde. Y cuando yo me doy cuenta lo veo esperándome pero mirando entusiasmado a sus perritos vecinos de vereda, moviéndoles la cola, pero quedándose (repito) de todos modos en su vereda y no cruzando. Dos sensaciones pasaron por mi: terror primero ya que entre Boro y los perritos de enfrente pasaban autos y colectivos; y satisfacción luego, por comprobar que Boro sabe manejarse (siempre conmigo, obvio) de acuerdo a los parámetros y educación recibidos desde cachorro por mi.
Una tercera situación es similar a la primera pero vale la pena comentarla ya que hace referencia a que mi Boro responde ante cualquier personaje (animalito) que sea el protagionista de la situación y fue cuando él iba caminando adelante mío y al pasar por al lado de un pajarito que estaba herido (no podía volar al menos) siguió muy campante como si nada, lo que da como resultado que no sólo deja tranquilos a los gatos que estén cerca suyo sino a todos los animalitos que no son de su misma especie, ya que si ve a un perro ahí sí que no lo evita e intenta acercarse a jugar, siempre que esté en la misma vereda, claro; ya que como acabo de comentar nunca cruza si yo no cruzo o no lo autorizo.
Esto es lo que quería contarles en esta entrada; algo que, repito, me enorgullece, me llena de felicidad, me colma de amor y me (nos) consolida en esta hermosa relación de dueño-mascota que cada día se ve fortalecida y definitivamente instalada entre Mi Boro y Yo.

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