También me lleva a muchos lados (desde el pensamiento y la imaginación) el hecho de poder estar en la quietud del atardecer, que aunque lo esté transcurriendo en plena ciudad al estar dentro de una plaza o de un parque puedo "alejarme" y sentir un poco del sosiego que no da justamente lo urbano; y es por ello que además de intentar hacer una relajación que me hace bien al cuerpo y al alma puedo pasar en limpio muchas de las situaciones, problemas o cosas que tenga en la cabeza y que necesitan de una revisión.
Es así que son estos momentos, siempre los de mis salidas largas con Boro al caer la tarde, los que más disfruto y me rinden, descartando que también son los que surten igual efecto en él que hace de ésta, su salida más extensa, un momento en el cual disfruta, se cansa, descansa junto a mi, vuelve a cansarse y está mucho tiempo fuera de casa (pasando un poco más de 2 horas callejeras) jugando e interactuando con otros perros y personas.
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