viernes, 25 de mayo de 2012

Cada vez que caigo en la cuenta.

Mi Boro es un motivo de felicidad, de esos que llegan directamente al corazón y al alma y te hacen sentir tan bien que cada vez que caigo en la cuenta de ello siento internamente un cimbronazo de emoción que me conmueve por completo.
Todo en mi vínculo con Él es así, especial y mágico. Todo.
Creo que tenerlo junto a mi, poder sentir su presencia cada día y revalorar las cosas más simples y pequeñas de la vida, algo que he experimentado desde que Él llegó a mi vida, me ha hecho cambiar el camino de mis días teniendo otros privilegios en mis pretensiones y metas.
Estoy seguro de que mi vida se ha enriquecido por el motivo de su llegada y que cada día, cada momento, cada instante, han dejado su marca en nosotros, lo siguen haciendo, y van convirtiendo este compartir que se da entre Mi Boro y Yo en algo de lo más importante (sino lo más) de mi vida.
Se que en su vida yo soy lo más importante y saberlo, me deja en deuda con Él, parafraseando las palabras de Konrad Lorenz cuando dice: "De solo pensar que mi perro me quiere más que yo a él, siento vergüenza".
Profunda es nuestra relación, no más que la de cualquier otro dueño con su compañero -animal- de vida, seguramente; pero en mi caso, la cuento, la relato y la comparto con quienes gusten de pasar por mi blog para sentir, al menos por el tiempo que dure la lectura que les propongo, que bien vale el hecho de tener un amigo fiel de la especie más noble que existe sobre la tierra, la animal.
Es por esto que comparto, y seguiré compartiendo, todo lo bello de vivir una vida basada en el amor, la sensibilidad, y el continuo aprendizaje de las cosas realmente importantes de la vida.

No hay comentarios: