miércoles, 23 de mayo de 2012

Siempre me manejo igual.

Siempre recurro a lo mismo ante la agresión de algún perro de un/a dueño/a descuidado/a y en cierta forma imprudente, hacia mi perro; ya que cuando esto sucede, si la agresión llegó a concretarse ya sea en un parque, caminando por una vereda en la que nos cruzamos unos con otros, o donde sea, es porque no se previó (conociendo ambos dueños a sus respectivos perros) que se debían tomar precauciones (al momento de enfrentarse a otro animal) o al menos estar atento.
Yo, por mi parte y con lo afortunado que he sido al tener como compañero canino de vida a mi Boro, no debo tomar ninguna medida de seguridad extra, más que la de estar atento a ver como se desempeñan los perros que se acercan a Él y en todo caso, y si veo que están solos o con un/a dueño/a irresponsable (los calo enseguida -a los dueños- después de tanto tiempo de andar por ahí siempre con mi perro) encargarme yo de que mi perro no se acerque demasiado a ellos o si ya lo hizo, alejarlo cuidadosamente ya que hay un momento de acercamiento en el que hay que ser sumamente delicado con los movimientos (humanos) que se llevan adelante en la separación y alejamiento de perros que se han "encimado" más de la cuenta, esencialmente cuando uno de ellos está en tren de ataque, con o sin motivos.
Boro es un sol, un perro que brilla por su paz, su tranquilidad, su cero agresión y su buena onda con las personas y con los animales de todas las especies, incluidos los gatos; así que sé que de haber algún problema entre perros, si el mío es una de las partes intervinientes, es porque fue atacado de la nada y está tratando de zafar ya que prefiere abandonar la lucha y no seguir la desgastante y agresiva experiencia de la pelea. Y eso, me mata, me hace la persona (el dueño en este caso) más feliz del mundo.
Por eso, y retomando lo que comencé a decir al principio de este relato, siempre recurro a lo mismo ante la agresión de algún perro hacia Boro, que es a terminar lo más pronto y efectivamente posible la riña, no entrar en discusiones con quien lleva la responsabilidad del perro agresor, y sin mediar palabras de mi parte, o las mínimas necesarias y con una sonrisa, alejarme y alejarlo a mi perro de ese lugar que solo remite a algo negativo para mi Boro y para mí.
Por suerte, y dichosamente, para mi, yo siempre soy el dueño del perro pacífico. El dueño de Boro. El dueño de este sol.



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