miércoles, 30 de enero de 2013

Nuestros paseos, por estos días, naturalmente más tranquilos.

Durante los meses y días de tanto calor, como los de este enero, salimos a pasear con Boro, sí; pero de todos modos lo hacemos asegurándonos de no hacer una salida irresponsable, a horas extremas y/o de grandes distancias.
En la salida más importante del día, esa que normalmente y por ser la más larga de todas sería de mucho movimiento (en general), hacemos todo de una forma más tranquila y relajada; ya sea con un paso más lento, bebiendo agua a mitad de camino, o descansando en vez de estar todo el tiempo haciendo algo. Es decir, tratamos de no esforzarnos tanto, ya que no sería lo más adecuado.
En el caso de Boro, esencialmente, como se lo puede ver en el -casi- extremo superior izquierdo de la foto que le tomé la tarde de ayer martes mientras se tiraba y se quedaba ahí descansando en el fresco del pasto (como no suele hacerlo en otoño, invierno, ni primavera), Él solito reacciona ante el gran calor que lo azote y se mueve en consecuencia.
Yo, por mi parte, trato de no caminar tanto, haciendo salidas más cortas que nos resulten más apropiadas y placenteras a ambos, parando más tiempo de lo normal en las plazas y descansando bastante al llegar a ellas, ya que siempre estamos llegando en el momento de la caída del sol, cuando a pesar de que hace calor, el día comienza a ponerse un poco más tolerable.
Es así, en tiempos de altas temperaturas, las modificaciones aparecen sin que se las programen o digiten demasiado, de ambas partes.

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