viernes, 25 de enero de 2013

Sólo ustedes sabrán a que me refiero.

Quien pueda entender estas palabras desde "ese" lugar que está ahí dentro de cada uno, donde se funden los sentimientos que llegan al alma; sabrá a que me refiero.
Quien ha tenido la oportunidad de abrazarse a su perro y sentirse en una unión, de las más puras y no contaminadas por nada, corazón con corazón, sabrá a que me refiero.
Quien haya estado acostado junto a su perro, observándolo dormir plácidamente, por estar al lado de su dueño, con la cabeza en la almohada -aunque sea un perro-, sabrá a que me refiero.
Quien pueda sentir ese amor desinteresado y total que su perro le ofrece a cada instante, sabrá a que me refiero.
Quien haya estado feliz, en todo momento o en cualquier día, sin mayores motivos aparentes, corroborando luego que la existencia de ese ser, su perro, era el motivo de tanta felicidad, sabrá a que me refiero.
Quien guste de la buena, sincera y desinteresada compañía, sabrá a que me refiero.
Quien se dé cuenta, diariamente, de las bondades que implica y significa compartir su vida junto a un animal, sabrá a que me refiero.
Y por último, quien no conciba la idea de una vida sin la gracia de haber estado en contacto real (entablando un vínculo que va más allá del expresar "-¡Qué liiiindo!!" cuando se los ve de paso), al menos una vez, con ellos, los animales, sabrá a que me refiero cuando expreso que compartir mi vida con Boro es de lo mejor que me pasó, y por eso lo transmito a diario con todos ustedes, que bien saben a que me refiero.

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