lunes, 21 de noviembre de 2011

¡¡Es libertad!!

Ese estado, esa plenitud, ese sentimiento, esa sensación, ese privilegio, esa liberación, y todo lo que remite a libertad, en cualquiera de sus condiciones, es lo que provoca en mi verlo a Boro; como se mueve, como reacciona, como enfrenta las diferentes situaciones que se le presentan y en definitiva tenerlo "ahí" a mi lado siempre, demostrándome a cada minuto que complicados podemos llegar a ser los seres humanos y cuanto nos perdemos en esa evolución que se operó en nosotros con respecto a ellos, los animales, en el estricto nivel del disfrute y vivencia de las cosas que enfrentamos cada día.
Por suerte nunca perdí el foco de poder apreciar y disfrutar de todo, absolutamente todo, y desde que Boro llegó a mi vida siento que he profundizado y agudizado ese objetivo fundamental de mi existencia.
Si la vida se compone de pequeños momentos y simples sucesos que unidos van formando nuestra historia personal, ¿por qué habría yo de perderme en lo complicado de las grandiosidades que he comprobado que no me dejan el placer y la enseñanza que obtengo de las que, muchas veces, para los ojos de los demás pueden parecer pequeñeces o pavadas?
Y Boro como siempre apareciendo en mi vida, ayudándome a tomar distancia y poder aplicar otra mirada sobre las cosas y los hechos, con su sola presencia y su actitud y su cara de disfrutar 'sin parar' de todo, desde mi llegada a casa, pasando por las salidas diarias y hasta las caricias que le puedo propinar tirados en el piso de casa escuchando música por las noches antes de acostarnos.
Y yo disfruto a su lado de todo esto y de una larga lista de cosas que he comenzado a contemplar con más rigurosidad que antes y que sé que me van dejando, aunque yo no me de cuenta, el premio de no necesitar más que tenerlo a él, a mi Toto a mi lado, y permitirme ver la belleza en cada pequeña cosa que observo y vivo.


Gracias Boro. Gracias de nuevo, como tantas veces. Esto es importante para mi. GRACIAS.

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