Boro se acerca alegremente a saludar a todo perrito que se le cruce en sus paseos diarios y a veces algunos lo atacan, lo sacan carpiendo y lo quieren morder.
Él, obvio que puede defenderse, pero prefiere salirse de la riña y evitar esa mala onda canina, por supuesto.
Reflejo de su amo, cero agresión en la vida. Para eso ya está la vida misma y sus avatares.
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