martes, 21 de mayo de 2013

En las tardes frías el sol está en nosotros.

Boro, mi amigo fiel, es un perro muy obediente e inteligente; y como cada vez oscurece más temprano en estos días de otoño, sabe que muchas veces pocas horas de luz (de sol) llegamos a aprovechar en la salida larga que hacemos diariamente cada atardecer.
En otras épocas del año, primavera y verano específicamente, salimos tranquilos porque es un hecho que a veces hasta regresamos cuando aún ni se ha puesto el sol, pero ahora -reitero- es muy poco lo que lo aprovechamos en esta salida.
Y es así que Toto pasa parte de esas horas de sol adentro del depto., solito, y cuando yo llego parece que nada de esto lo ofende ni enoja ya que es tal su alegría exterior al verme que sólo me demuestra que es feliz y celebra mi llegada también interiormente.
Por eso salimos, aunque poco quede de ese sol que tanto nos gusta a ambos, porque en definitiva el hecho es pasear y caminar y porque además de todo los dos sabemos que el sol que ilumina nuestras vidas está en cada uno de nosotros y en la respectiva compañía que ambos nos prodigamos.

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