viernes, 3 de mayo de 2013

Sólo mirarlo.

Tenerlo ahí a mi lado, sabiendo que es muy feliz por ser parte de mi vida y que aprecia y valora cada instante que vivimos juntos, es algo inexplicable que me hace extremadamente feliz y me sensibiliza de sobremanera.
Él es tan puro y simple que cada día descubro cosas nuevas en nuestro vínculo que, producto de esa sencillez, van enriqueciéndolo al igual que enriquecen mi vida y nuestra vida en común, adornándola con las más hermosas emociones; esas que yo jamás pude haber imaginado que se generarían en el trato cotidiano con un ser animal y parece que me equivoqué en lo que suponía ya que todo es emoción y belleza junto a Él, junto a Boro. ¡Y qué feliz soy al corroborarlo ahora!
Él transmite e impregna nuestra vida (no sólo la mía) de cosas buenas y cargadas de la mejor energía y del más profundo amor.
Por eso verlo ahí a mi lado, cerquita mío, durmiendo sobre uno de sus ositos de peluche y siendo plenamente feliz hasta en su descanso, me hace una persona llena de tesoros, o mejor dicho de "un" tesoro; de ésos (y acá generalizo) que verdaderamente vale la pena poseer, cuidar y, como lo hago en este blog, compartir.

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