viernes, 26 de abril de 2013

Prestancia.

Ahí está. Digno del porte y de la elegancia que lo distinguen y caracterizan, y que vienen a sellar la belleza que posee tanto interior como exteriormente.
Lo amo porque supo hacerme entender que todo en la vida es vano sino se lo pasa por el tamiz de la simpleza y la bondad.
¿Que un perro me hizo entender tales ideas o saberes? Sí, porque no se enseña sólo con escuela,  universidad, libro, y maestro o profesor; sino que es a través del compartir de un vínculo puro y alejado de toda la contaminación que ofrece el mundo ordinario y común que también se puede experimentar y aprender a ser mejores personas y mejores seres vivos, básicamente.
Por eso, ahí está, ahí lo ven. A su modo, un poquito de todo lo bueno que expresa con su vida y su imagen mi Boro se plasma en algo de lo bueno que tengo y soy yo también; de todo aquello que fui mejorando en mi vida en pos de ser mejor ya que de tanta belleza integral no podía no hacerse foco en mi persona algo de ella, contagiándome de tal prestancia y mansedumbre.

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