martes, 2 de abril de 2013

Ratitos.

Tirados en el piso, por ejemplo. A nosotros nos hace bien, nos gusta estar allí. Son pequeños momentos que vistos desde afuera pueden pasar por breves descansos y nada más que eso, pero que son para nosotros grandes emociones y cuotas de nuestro compartir que vamos sumando a nuestra vida; y compartiendo en este caso con todos y todas ustedes.
Somos seres simples, eso somos básicamente y en esa simplicidad fortalecemos cada día nuestro vínculo.
Un vínculo que no hace mal a nadie y que en primer lugar nos hace bien a nosotros para luego poder hacer bien a los demás, ya que estoy seguro que este amor y esta felicidad que implican en mi vida compartir parte de mi camino con un animal y en la de Él compartir el suyo con un humano, deben traspasar nuestro vínculo y entorno para salir y beneficiar a los demás, o al menos a algunos otros.
Eso creo, eso deseo. Lo espero realmente y como todo lo bueno, se dé o no se dé, es bueno (valga la redundancia); por tal motivo lo seguiré creyendo para que de tanto hacerlo, así sea finalmente.
Un ratito entonces, nuestro ratito, de compartir nada y todo; eso que está pero que no se ve, que se respira y que aunque no se vea, y quizás sea por esto que no todos pueden reparar y disfrutar de él, es increíblemente beneficioso para nuestra vida y para la de todos y todas quienes pueden hacerlo.

No hay comentarios: